editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Los últimos días parecen que han afectado seriamente a la lengua de los políticos: primero fueron Esperanza Aguirre y Bono (ya comentados aquí), y ahora hay que añadir los casos del alcalde de Getafe y del diputado de ERC Tardà (no reproduciré aquí las barbaridades de ambos, ya han aparecido de sobras en otros medios). Espero que esto no sea el comienzo de una plaga: para insultar al contrario ya tengo bastante con los programas del corazón, Belén Esteban y Jiménez Losantos.

   Y desde luego la noticia de la semana ha sido la destitución de Bernd Schuster. Me gustaría incluir (porque es exactamente lo mismo que opino) la opinión que expresó ayer en Canal + el exjugador internacional italiano Demetrio Albertini: que en una crisis deportiva nunca hay un único culpable. Schuster tiene en parte la culpa (los culés hubiésemos preferido que continuase), pero más la tienen Calderón, Mijatovic y el preparador físico (tantas lesiones en tres meses no pueden ser casualidad) por su ineptitud y por su lengua en algunos casos. Siendo culé, por mí pueden continuar; lo normal es que el desaguisado siga en aumento. Y a la lengua de Schuster la echaré de menos: sus ruedas de prensa eran puro Club de la Comedia.