G.I. Joe

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Ante todo, mi más sincero pésame a toda la gente del Español por la repentina muerte de su capitán Dani Jarque. Que yo sea hincha del equipo rival no tiene nada que ver con que lamente terribles situaciones como ésta.

   La semana ha venido marcada también por las muertes de un conocido guionista y de un conocido productor, guionista y director.

   Quizás, aunque no puedo asegurarlo, el guionista Budd Schulberg fuese el último implicado en la terrible caza de brujas del senador MacCarthy que quedaba vivo. Sus actividades como soplón empañan una impecable trayectoria artística, que incluye clásicos como "Más dura será la caída" o la célebre revindicación de la delación que es "La ley del silencio". Un triste recuerdo de una terrible época que marcó para siempre la historia del cine americano.

   El nombre de John Hughes es una buena muestra de lo que le pasa a buena parte del cine comercial americano. Tras unos interesantes inicios en comedias juveniles como "El club de los cinco" o "La chica de rosa", le llegó su mayor éxito comercial con "Sólo en casa". No volvió a levantar cabeza: se empeñó en los siguientes años en realizar el mismo tipo de película con cada vez menos éxito hasta que prácticamente desapareció del mapa. Los últimos días se llegó a rumorear que volvía a dirigir; su repentina muerte ha cerrado esta posibilidad.

   Ante el estreno de la lamentable "G.I. Joe", podemos poner la frase aquella de Fray Luis de León de "Decíamos ayer". Producida por los mismos irresponsables de la saga "Transformers", y con los defectos de aquella aún más acentuados (al fin y al cabo ambas están basadas en juguetes de la misma marca), el filme es un demencial cóctel de efectos especiales amalgamados por un guión en el que se lían sin orden ni concierto Alejandro Dumas (literalmente el filme empieza con "El hombre de la máscara de hierro"), James Bond, los filmes de hazañas bélicas, los filmes de doctores locos y más cosas disparatadas que me dejo en el tintero. Dirigido por un Stephen Sommers que lo único decente que ha hecho son las dos primeras entregas de "La momia", el resultado es caótico, absurdo, digno de Ed Wood (solo que este tenía presupuestos ridículos) y con un reparto que no se cree en ningún momento lo que está haciendo. Y por el final que tiene parece que están dispuestos a hacer una segunda parte (ojalá que sea un estrepitoso fracaso comercial, pero tras lo de "Transformers" me espero cualquier cosa). Sin duda una candidata muy seria a ser una de las peores películas del año.