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carlosmartinez

los pitufos

   Antes de empezar por el filme, tengo que empezar por la más que discutible (en algunas ocasiones, directamente abyecta) campaña de promoción que ha llevado a cabo Sony para promocionar el filme Los pitufos. Comenzaron con la delirante decisión de pintar un pueblo malagueño completamente de azul, supongo que con el alcalde pasando por caja, los ecologistas mirando para otro lado y los vecinos diciendo que mientras fuese para beneficio del pueblo todo iba bien (exactamente lo mismo que lo que nos ha llevado en muchos sentidos a la crisis en que estamos, las mismas palabras de políticos y ciudadanos que han justificado la especulación y la burbuja inmobiliaria, veo que no aprendemos de nuestros errores). Siguieron con un aberrante anuncio de coches protagonizado por los personajes azules (¿tiene alguna justificación anunciar un vehículo para mayores utilizando a los niños?; a mí me parece una aberración, y me extraña que el anuncio haya sido retirado de los cines justo una semana antes de estrenarse la película, no sé si es que ha habido más quejas). Y acabaron con los personajes abriendo sin ninguna justificación (salvo el márketing) una sesión de Wall Street (curiosamente justo cuando empezó el follón en las bolsas, a ver si es que son gafes...). Algunos dirán que el fin (promocionar el filme, sea como sea) justifica los medios, pero los métodos utilizados son más que dudosos.

   En cuanto al filme, los responsables (empezando por el director, Raja Gosnell, autor de engendros para todos los públicos como Scoobydoo, Solo en casa 3 o Esta abuela es un peligro) no se han calentado la cabeza y nos proponen exactamente el mismo filme que por ejemplo Encantada, Cocodrilo Dundee, Tarzán en Nueva York o Alvin y las ardillas, la de la gente que viene de fuera de Nueva York y el choque con la Gran Manzana. Solo recomendable para los más pequeños, se salva un muy divertido e histriónico Hank Azaria como Gargamel, porque los Pitufos y la Pitufina acaban resultando cargantes y lo que han hecho con el gato Azrael no tiene nombre, es una chapuza incluso superior a la que hicieron con el perro animado de Scoobydoo. Y, aunque el filme esté dirigido a los más pequeños, a ver si nos calentamos los guionistas más la cabeza, que tanta repetición de fórmula empieza a cansar.

1 comentario

sacerdote -

¡¡¡Si señor, diga usté que si, que los crios no son gilipollas!!!