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carlosmartinez

la dama de hierro

   Ante el nuevo trabajo en cine de la prestigiosa directora de teatro británica Phyllida LLoyd (Mamma mia, al igual que otra grande del teatro actual, Julie Taymor, no acaba de pillarle el tranquillo al cine), mi reacción tras el visionado es por un lado de perplejidad, después de aburrimiento y finalmente de decepción por el filme.

   Perplejidad, porque el filme parte de un guión equivocado. Si lo más interesante de la trayectoria de Margaret Thatcher es su época de gobierno y sus más que discutibles métodos para llevar la nación (yo diría que abyectos, lo que hizo con los mineros y la clase obrera británica no tiene nombre, por no hablar de la influencia que ha tenido su ideología económica en el germen de la actual crisis), me importa un pepino que la dama se haya convertido en una abuelita senil (por lo que dice el filme, tiene alzeimer) que añora a su marido muerto y al hijo que está en Sudáfrica (de las delictivas actividades de Mark Thatcher también se podría hacer un filme, no le tienen envidia a Iñaki Urdangarín), y lo peor es que dicho tema ocupa buena parte del filme, que por otro lado es en el mejor de los casos ambiguo ideológicamente, uno no acaba de saber si es prothatcher (creo que sí,  puede simularlo al estar contado a través del punto de vista de la dama de hierro, pero tanto obrero convertido en hooligan y tanto líder de la oposición convertido en títere paródico son sospechosos) o si se está burlando de su protagonista a través del tratamiento irónico que aporta su marido.

   Estos defectos hacen que el filme acabe aburriéndome como una ostra, que desée que el filme acabe cuanto antes, que acabe hasta el gorro de Meryl Streep (su trabajo no me parece tan bueno como se ha dicho, hace demasiado de Streep y poco de Thatcher, y sobreactúa como hace tiempo que no le veía a la gran actriz americana) y que eche de menos más apariciones de Jim Broadbent, su irónico Denis Thatcher es lo mejor de un filme flojo y decepcionante que da la impresión de que está hecho simplemente para que Streep gane su tercer Oscar, la dama de hierro merecía más una buena hostia en plan Ken Loach y no esta simple caricia y palmadita en el hombro que es el filme de Phyllida Lloyd.

2 comentarios

carlos -

Pues como no sea para las nuevas generaciones del PP, anda que no le hace la pelota a la Dama de hierro.

david campani raso -

estoy bastante de acuerdo contigo en que estamos ante una película floja,pero no hay que olvidar su valor didáctico para las nuevas generaciones y su valor histórico