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carlosmartinez

Phenomena: To be or not to be

La película que nos ofrece Phenomena este martes en sus Summer nights es una de las mayores sátiras de la historia del cine, una de las obras cumbres de un genial director alemán de comedia y desgraciadamente la última película de una de las mejores actrices cómicas que ha dado Hollywood:

Ser o no ser (To be or not to be):

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Es difícil de definir el toque Lubistch, tanto como decir qué es el Macguffin de Hitchcock. Podría decirse que es darle distinción a un género habitualmente de brocha gorda como el vodevil (en mayor o menor medida todas sus grandes comedias lo son) o utilizar las elipsis y los dobles sentidos para hablar de situaciones que en su momento no pasarían censura. Nadie le ha igualado al director alemán judio askenazi, su discípulo Billy Wilder es otra cosa, mucho menos sutil que el maestro aunque esté casi a su altura.

To be or not to be es para mí una de sus obras mayores, y la más polémica en su momento junto a Ninotchka. Si el filme de Greta Garbo fue tildado en su momento de anticomunista (cuando se ve claramente que Lubistch hace también sutilmente una muy corrosiva sátira del capitalismo, el gag final lo dice todo), muchos se llevaron las manos a la cabeza de que Lubistch se riera a mandíbula batiente de los nazis, con el punto de mira más afilado incluso que el otro judío pionero en hacerlo dos años antes, Chaplin en El gran dictador.

Si Chaplin era pesimista y aprovechaba para pedir la paz en el discurso final, Lubistch coge el relato original  de Melchior Lengyel y convierte a los nazis en una panda de fantoches imbéciles, que hacen con Polonia lo que el protagonista Jack Benny con Shakespeare (visto cómo interpreta histriónicamente Hamlet, destrozarla, el doble sentido siempre presente del maestro), pagados de sí mismos (Heil, yo mismo) y gritones (¡Schultz!...), literalmente los dejan a los pies de los caballos ridiculizándolos, es más efectivo en mi opinión que mostrándolos solo como los monstruos que fueron. Y lo hace con una trama de vodevil endiablada, con agentes dobles, actores polacos haciéndose pasar por nazis, esposas que echan una cana al aire y maridos cornudos... Las carcajadas están aseguradas hasta la escena final, donde Lubistch vuelve a jugar con el doble sentido, nunca sabremos si alguien ha dado su merecido a Jack Benny por mal actor o si vuelve a lucir cornamenta.

Y lo hace con un reparto sensacional: Benny (cómico muy famoso en USA, aunque fuera solo se le recuerda por este filme) borda su papel, Sig Ruman como el jefe de los nazis está genial, y Robert Stack muestra una vis cómica que pocas veces se le vio. Pero la palma se la lleva la que es probablemente la gran reina de la comedia americana con permiso de Katherine Hepburn, la extraordinaria Carole Lombard; desgraciadamente fue su papel póstumo, no llegó a ver estrenada la película al morir en un accidente aéreo mientras viajaba por EEUU vendiendo bonos de guerra, el cine y su marido Clark Gable sufrieron una pérdida terrible. El filme tuvo un remake fallido en los 80 creo que por un error de apreciación: si Lubistch es la sutileza en persona, Mel Brooks es todo lo contrario, toneladas de brocha gorda, casaba mal con el filme y me parece una de sus peores películas, solo están bien Charles Durning y la señora Brooks, la siempre excelente Anne Bancroft.

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