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carlosmartinez

Phenomena: Uno, dos tres

Si el pasado martes Phenomena proyectó una gran sátira contra el nazismo, este jueves viene otra no menos genial sátira sobre el capitalismo, el comunismo y la guerra fría rodada en uno de los momentos más convulsos posteriores a la Segunda Guerra Mundial:

Uno, dos, tres:

Solo a Billy Wilder se le podía ocurrir montar esta brutal sátira a la Guerra Fría justo en el momento de la construcción del Muro de Berlín (aunque no lo parezca, parte de la película se tuvo que rodar en Munich), no dejando títere con cabeza. No conozco la obrita de un acto de 1929 (supongo que tuvo que variar bastantes cosas) pero el argumento no tiene desperdicio: Responsable de la Cocacola en Berlín con ínfulas de querer irse a París con secretario con "ligeros" dejes nazis que debe cuidar de la hija del presidente de la compañía de vacaciones en la ciudad alemana, la chica se va de picos pardos a la zona comunista y se queda embarazada de un furibundo comunista... Lo que viene después es una de las comedias más brillantes, demoledoras y frenéticas del genial vienés, cuyo ritmo que impone la danza del sable de Katchaturian no da apenas un respiro y cuyos diálogos como metrelletas al ritmo más acelerado que uno recuerda son la pesadilla de cualquier subtitulador que intente traducirlos y que el espectador los pueda leer. Está soberbiamente interpretada por un James Cagney que decidió retirarse del cine solo para volver en 1981 con Ragtime y brillan especialmente Arlene Francis como su mujer y Hans Lothar como su secretario. El último gag de la película es memorable, aunque algunas malas lenguas dicen que fue una concesión a una furibunda Joan Crawford (entonces en el consejo de Pepsicola) que se quejó amargamente de que solo aparecía en el filme la empresa de refrescos de Atlanta. No llegó en el mejor momento para reirse de lo que pasaba (el momento más caliente de la Guerra fría, con la construcción del Muro y al año siguiente la crisis de los misiles de Cuba) y tuvo muy mala acogida comercial en la mayoría de países, el tiempo la ha puesto en su lugar como una de las grandes comedias de la historia del cine.

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