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carlosmartinez

Phenomena: El quinteto de la muerte

La película que Phenomena proyecta hoy dentro de sus Summernights es una joya del humor negro y probablemente la obra cumbre de una productora británica que brilló con luz propia en los años 40 y 50:

El quinteto de la muerte:

Y lo más sorprendente es que esta comedia tan británica fuese responsabilidad de dos americanos, un Alexander Mackendrick como director que había empezado a destacar en las primeras producciones de la Ealing como Whisky a gogó y El hombre vestido de blanco y que acabaría volviendo a EEUU para realizar obras maestras del calibre de Chantaje en Broadway y Viento en las velas, y un William Rose instalado en Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial, que ya había firmado el guión de otra maravilla como Genoveva y que de vuelta a su país ganaría el Oscar por Adivina quién viene a cenar esta noche y escribiría también los guiones de El mundo está loco, loco, loco, loco y ¡Que vienen los rusos!

La Ealing era la productora de un buen puñado de obras maestras anteriores a esta como las ya citadas arriba, Whisky, El hombre y Genoveva, más Oro en barras y Ocho sentencias de muerte, y esta curiosamente casi fue su canto del cisne, ese mismo año de 1955, fue comprada por BBC, y a pesar de su colaboración en grandes películas posteriores, su periodo dorado se cierra con esta genialidad.

El quinteto de la muerte es un perfecto mecanismo cómico de humor negro, con cinco atracadores que planean el robo perfecto, pero que no cuentan con que la horma de su zapato no será la policía, sino la casera del piso donde preparan el golpe, una adorable ancianita en la mejor tradición británica de Miss Marple, experta en dar la tabarra a la comisaria de su barrio con peregrinas denuncias a las que la policía nunca le hace el menor caso. Lo que viene después es un buen número de memorables gags (ojo a la escena en las vías del tren, Alec Guiness da miedo y risa a partes iguales en toda la película, pero en el plano final casi parece un zombie). El sexteto protagonista da una lección de interpretación, Guiness está soberbiamente histriónico y hace una interpretación antológica en una de la que es para mí una de sus mejores interpretaciones, Katie Johnson no le va a la zaga, y entre los atracadores hay dos que eran casi unos desonocidos y que darían mucho que hablar en posteriores películas, el gran Peter Sellers  en una de sus primeras películas destacadas y un actor de origen checo llamado Herbert Lom que tenía una carrera a sus espaldas más amplia, pero que aquí bordaba el papel del atracador más inquietante y que posteriormente formaría una memorable pareja cómica con Sellers en la saga de la Pantera Rosa. Fue objeto en 2004 de un remake por parte de los hermanos Coen, pero les salió rana, para mí es la menos afortunada de sus películas hasta ahora. Grandísima película la de 1955, y recomendación a los delincuentes: pedir el currículum de los caseros antes de cometer las fechorías.

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