editorial

    Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. La semana pasada pedía a los políticos que se serenasen y dejasen de decir barbaridades. Veo que no me han hecho caso: Manuel Fraga se ha pasado tres pueblos con pedir que colgasen a los nacionalistas (supongo que él el primero; conviene recordar que es un nacionalista español extremista como la mayoría de su partido). En fin...

   Pero sin duda lo más destacado de la semana ha sido el lanzamiento de zapatos a George Bush (supongo que la detención del periodista habrá sido por uso de "armas químicas"). No defiendo la agresión, a pesar de mi animadversión hacia Bush, pero sí me gustaría hacer una breve mención hacia unas declaraciones de su vicepresidente Dick Chenney (todavía más siniestro que su jefe: para él va el título de hijo de puta de la semana) en que justificaba el uso de la tortura y afirmaba que él la había ordenado. Él también merece un zapatazo figurado (y con unas chirucas, que hacen más daño).

   Por último, comentar la muerte del veterano actor secundario (aunque en ocasiones hizo algún papel protagonista, como en "La última vez que ví París" o "A 23 pasos de Baker Street"), habitual en producciones de Metro-Goldwyn-Mayer, Van Johnson, cuya presencia rubia fue habitual en muchos clásicos del cine de Hollywood, aunque nunca fue una estrella ni un actor demasiado brillante.