Una cita para el verano

 

La inesperada muerte de Philip Seymour Hoffman ha logrado que se estrene con cuatro años de retraso (esto ya es peor que una cuarentena, no es la primera vez que sucede este año) su única incursión en la dirección, Jack goes  boating, ridículamente traducida en España como Una cita para el verano, traducción ridícula entre otras cosas porque parte de la película transcurre en invierno.

Como director, Hoffman apuntaba maneras, pero se le notaba mucho que era un novato. Basada en una obra teatral que habían protagonizado sus actores, el filme tiene una excelente dirección de actores (los cuatro están muy bien) y una buena historia romántica, pero adolece de un estilo demasiado teatral y un ritmo demasiado lento que le hace perder fuelle. Desgraciadamente quedará como una rareza, nunca sabremos lo que hubiese podido dar de sí Hoffman en la dirección de haber podido continuar en esa faceta, el principio no estaba mal, aunque era un tanto fallido.