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carlosmartinez

Phenomena: Supermán IV + Masters del Universo

Este domingo, Phenomena programa la segunda parte de su miniciclo dedicado a Cannon Group, con dos de los filmes quizás peor recibidos por crítica y público y que empiezan a marcar el declive que hará que en dos años empiece a desaparecer la productora:

Supermán IV:

Se les fue de las manos. Los hermanos Salkynd vendieron los derechos al mejor postor tras no funcionar del todo bien la tercera entrega y de pegársela bien gorda con Supergirl, y allí llegó Cannon, que pretendía hacer al menos dos películas sobre el hombre de acero. Aún cuesta comprender cómo un grupo como Cannon se metió en una película que requería un presupuesto alto-medio sin una base sólida, y en pleno rodaje y posproducción tuvieron que reducirlo a la mitad. Se nota en los efectos especiales, casi de saldo si los comparamos con las primeras, se nota en la mala elección del villano (que encima no puso ni la voz, le tuvo que doblar Gene Hackman en la versión original) y en el ridículo traje,  se nota en su exiguo metraje, unos 90 minutos que se hacen hasta largos, se nota en la elección de un director poco adecuado, el mediocre Sidney J. Furie... El resultado, calamitoso, las críticas fueron deplorables y la taquilla peor, en algunos países solo se vio en vídeo. Cortó de raiz la continuación de la saga, y fue un triste final para Christopher Reeve y su icónico personaje, que había sido reacio a protagonizarlo, pero que le convencieron a cambio de protagonizar otro proyecto, la anterior El reportero de la calle 42. Del desaguisado solo se salva como siempre Gene Hackman, lo demás para olvidar.

Masters del Universo:

La película es mala de narices, pero hay que reconocer que es pionera en su género, si la memoria no me falla fue la primera vez que a alguien se le ocurrió utilizar unos juguetes muy de moda en los años 80 para hacer una película. Ningún intento hasta la fecha de sacar filmes de juguetes ha sido bueno, pero poco se podía esperar de utilizar a un armario de dos metros de la patria de Ikea (y de la misma expresividad que los muebles de la marca sueca) llamado Dolph Lundgren. El resultado, en su momento patético, por mucho que tuviese sus fans (no en taquilla, donde también fue un gran fiasco comercial, tanto que se preveía una segunda parte en los títulos de credito que nunca se rodó), visto ahora seguramente provocará unas cuantas carcajadas como pasó el día de Invasión USA. Lo único aceptable es Frank Langella como Skeletor, lo demás solo apto para nostálgicos o gente con ganas de cachondeo.

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