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carlosmartinez

vampiros

   Como sabéis los que seguís habitualmente esta página, no soy muy proclive a hablar de géneros artísticos (televisión, teatro...) ajenos al cine, salvo por petición de algún interesado o si la ocasión es oportuna. Este es el caso, ya que esta semana han coincidido el estreno de una película de vampiros de gran éxito (no por mi parte, como comprobaréis) y el estreno en televisión de pago de una serie de televisión sobre el mismo tiempo. Y los resultados han sido como el día y la noche.

   Ha ganado por goleada en cuanto a calidad la serie "True blood", sarcástica visión de la América más profunda, en la que los vampiros deciden salir del armario (en este caso del ataud, como se dice en la serie) y revelar su condición, con el rechazo que eso conlleva, aunque a muchos mortales lo que les interesa es que la sangre vampírica les da una fuerza sexual mucho más potente que el Viagra (cambiad los vampiros por cualquier minoría americana y comprobaréis la coña). Excelente trabajo del guionista Alan Ball, responsable de "American beauty" y "A dos metros bajo tierra. Lamentablemente, pasará desapercibido (al igual que otras joyas de la televisión reciente, como "Little britain", "Los tudor" o "Daños y perjuicios) por emitirse en una televisión de pago.

   Y a años luz de calidad (a pesar de su éxito) está el engendro "Crepúsculo", último trabajo de una directora que ya nos castigó hace un par de años con la terrible "Natividad". Y aunque a alguno le pueda parecer un sacrilegio o una blasfemia (no es lo que intento, perdonadme si alguno se siente ofendido), no está demasiado lejos la Virgen María de los protagonistas de este filme, que parece una lamentable mezcla de "Sensación de vivir", "High school musical" (sin la música), "Dawson crece", "La alianza del mal" y el videoclip de "Amo a Laura". Porque si hay algo que destaca en el mito vampírico es el componente sexual, más o menos explícito, más o menos homo o hetero según el vampiro. Pero es que en este engendro, los protagonistas (tanto vampiros como humanos) son castos, puros, pijos y guapos (que no se cuele un feo, que estropea el filme), y encima los vampiros se califican de "vegetarianos" (toma ya). Que la autora de la novela es una mormona practicante se nota en todo momento: el filme es retrógrado y ultraconservador. Y, lamentablemente, amenaza por su éxito con más secuelas. Y, como habréis visto, no lo he calificado en ningún momento de cine de terror: los sustos brillan por su ausencia. Sin duda uno de los peores filmes de la cartelera (no se salva nadie), e increiblemente el de más éxito.

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