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carlosmartinez

editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Ante los sucesos de los últimos días en Honduras, tengo que decir un par de cosas: primero, pedir la dimisión del gobierno golpista (parecía erradicada la vieja costumbre de la asonada en Hispanoamérica, pero veo que vuelve); y segundo y cuando vuelva el presidente depuesto, pedir la dimisión también de éste por intentar perpetuarse en el poder con la celebración de un referéndum. Para un demócrata como yo, son tan execrables una cosa como otra. Y, como dijo un temible ministro en otro sentido, que viva Honduras.

   Por otro lado, me deja estupefacto la decisión del ayuntamiento de Barcelona de multar a U2 por exceso de ruido en los ensayos. Entiendo perfectamente que los vecinos se quejen cuando hay acontecimientos así, pero suena a cachondeo por parte de una institución pública que primero se le conceda el permiso y después se ponga las manos en la cabeza, cuando es evidente que U2, guste o no su música, no hace música clásica de cámara.

   Hay que conceder el título de hijo de puta de la semana al máximo responsable de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, por decir sin el más mínimo sentido del pudor y la decencia que admira a Hitler por "haber conseguido que las cosas funcionen". Ante tal salvajada, sobran más comentarios.

   Por último, lamentar la muerte de uno de los más grandes actores secundarios que ha dado el cine americano, el muy veterano Karl Malden, presencia imprescindible en muchos clásicos del cine americano de los años 50 y 60 ("Un tranvía llamado deseo", su único Óscar, "La ley del silencio", "Yo confieso", "El árbol del ahorcado"...) y que cuando su estrella empezó a declinar, protagonizó un clásico de la televisión de los 70 como "Las calles de San Francisco" junto a un jovencito Michael Douglas.  Un sentido recuerdo para un enorme actor.

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