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carlosmartinez

editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Como prometí, aquí estoy de vuelta tras unas pequeñas vacaciones en Madrid, que me han servido para comprobar varias cosas: que Madrid sigue teniendo excelentes museos y gastronomía y también (esto va por Ramón, por si lee esto) que a Nacho Cano se le ha ido la olla con su musical "A". La obra se aguanta mientras se dedica a hablar de la familia gitana con un hijo con un don especial para la música, pero derrapa completamente en un segundo acto que mezcla sin complejos (agarraos) la historia de la Atlántida, el Arca de Noé, Jesucristo y si me apuráis hasta la sirenita. El trabajo de los actores (especialmente la familia gitana), la espectacularidad de su puesta en escena y la aparición final de Nacho Cano en los bises (al menos en la función a la que asistí, no sé si sale en todas) no compensan un guión tan flojo y una partituta musical excesivamente débil. Desde luego, no es un musical recomendable ni creo que repita el éxito de "Hoy no me puedo levantar".

   Pasando a comentar otros temas, quedó por comentar las últimas novedades del asunto Polanski. Como dije con motivo del estreno del documental "Polanski: se busca", sigo creyendo que la delirante actuación del juez hace treinta años es suficiente motivo para declarar juicio nulo o sobreseimiento y que Polanski, culpable de los cargos o no, merece un juicio más justo. Supongo que volveremos a hablar del tema.

   Y el otro tema de los últimos días es la delirante decisión de los Premios Nobel de entregar el de la paz  a Barack Obama. Me parece demasiado pronto como para hacer un juicio de valoración a su actuación y mucho más para darle semejante premio. Aunque evidentemente lo merece más que elementos como el siniestro Kisinger. En fin...

   Por último, y dada la actuación de ciertos críticos de cine que no dudan en hacer spoilers en los periódicos, he decidido entregar un nuevo antipremio, al que llamaré "Pico de oro", para aquel crítico al que se le vaya la lengua contando lo que no debe de un filme. Y el primero es para Quim Casas, quien en su crítica de "G-force"  cometió la enorme torpeza de decir quién era el malo, cuando debe ser una sorpresa que no se debe saber hasta los minutos finales del filme. Seguiré dando caña al que se lo merezca.

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