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carlosmartinez

editorial/el escritor

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Ante el aluvión en las últimas semanas de casos de pederastia en la iglesia católica (alguno en los que se han visto involucrados por pasiva el propio papa y su hermano), he de mostrar mi más enérgica repugnancia ante este delito, probablemente el más atroz y repulsivo fuera del asesinato y ante el que no caben medias tintas ni la más mínima intención de ocultamiento. La iglesia debe hacer todo lo que pueda para denunciarlos y poner a los responsables delante de la justicia y ordenar la inmediata expulsión del clero de los responsables. Y lo mismo digo en otros campos.

   Destacar brevemente la desaparición del director portugués de nacimiento pero afincado ya hace muchos años en nuestro país José María Nunes, uno de los creadores de la Escuela de Barcelona y el más conocido con Joaquín Jordá y Vicente Aranda. Su filmografía no es fácil ni de ver ni de encontrar, pero merece un recuerdo. Descanse en paz.

   Y pasemos a los filmes estrenados esta semana, empezando por el último filme del maestro Roman Polanski, la comedia negra "El escritor". Sí, habéis leido bien, comedia, porque me parece que hay mucho crítico despistado que la ha calificado de filme paranoico y de trhiller, cuando desde el principio sus intenciones son paródicas. Ya el filme empieza de una manera rara, ya que hasta que no han pasado unos momentos (hasta que aparece el escritor del que desconocemos su nombre que interpreta Ewan Macgregor) no sabemos si estamos viendo ya el filme o no (la escena del barco no parece el principio del filme). Luego mantiene un tono de comedia muy negra en algunas escenas (¿la reunión de Macgregor con un casi irreconocible James Belushi y Timothy Hutton no parece una parodia del arranque de "Apocalypse now"?), especialmente cuando Macgregor encuentra el pen-drive y al intentar activarlo suenan todas las alarmas. Pero especialmente se nota en la resolución final: nadie en su juicio puede tomarse en serio el enigma que contiene el manuscrito (el Macguffin que diría otro gran bromista como Hitchcok) y el plano final, más que una tragedia parece un gag de comedia, que es evidentemente la intención del director. Pero es que hay un aspecto que no hay que pasar por alto: el referente para crear el personaje de Pierce Brosnan (un político con problemas con problemas con la justicia que pide su extradición) no es Tony Blair como se ha apuntado... sino el mismo Polanski, que en una jugarreta del destino parece haberse reído de su propia situación justo cuando estaba a punto de empeorar. En definitiva una enorme broma de alguien que ya mostró su gran sentido del humor negro en títulos como "El baile de los vampiros" o en muchos momentos de "La semilla del diablo". Destacar las interpretaciones, aparte de las ya mencionadas, de Olivia Williams y Tom Wilkinson, así como la breve aparición del veterano Eli Walach. Aunque lo tiene difícil dada la situación judicial que atraviesa, espero que no sea la última obra del maestro.

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