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carlosmartinez

editorial

  Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Empezaré por condenar la enésima salvajada del gobierno israelí con el tema de la flotilla humanitaria. Todo estado tiene derecho a la defensa, pero una cosa es defenderse y otra aplicar como ley principal e indiscriminada la que desde tiempos primitivos se conoce como del talión. Lo de la flotilla es una carnicería atroz que no merece sino una completa repulsa. Y mención aparte merece el embajador israelí en España, comparar el acto israelí con los muertos que se producen en la carretera no merece otra cosa que darle el título de hijo de puta de la semana con matrícula de honor.

   Pasando a otros temas más distendidos, no pasaré por alto el tema de Eurovisión y el inefable Jimmy Jump (sinceramente, si no lo dicen, se hubiese notado?, porque no desentonaba en la circense actuación española). Sigo sin entender cómo dejan entrar impunemente a estos sitios a un payaso (con perdón de los payasos, que me merecen todo el respeto) que ya ha hecho unas cuantas sonadas en toda Europa y que se supone que debería estar fichado por la policía. Y alguien debería plantearse si la canción era la más adecuada para enviarla a Eurovisión (aunque más correcta que otros años, era demasiado repetitiva y a mi entender un tanto demodé) y si era necesaria tanta coreografía rebuscada (hay que tener en cuenta que la canción ganadora no tenía ninguna). Y si tiene sentido continuar un festival que no ofrece nada nuevo desde hace décadas y que parece más un desfile de freakis y de canciones trasnochadas (esas baladas ñoñas al más puro estilo Celine Dion agotaban al más paciente, y esos ridículos violines).

  Y no pasaré por alto tampoco a los dos políticos (Carod-Rovira y el presidente de Extremadura) a los que han pillado recientemente saltándose por el morro los límites de velocidad en carretera. Así me gusta, que prediquen con el ejemplo (evidentemente ésto es una coña)

   Y perplejo me ha dejado también la delirante actuación de un juez, que después de 32 años le la puesto una apertura de juicio oral y una fianza de 192000 euros por blasfemia al músico Javier Krahe por un corto de 1978 en que cocinaba un cristo. Si la justicia en ocasiones me produce vergüenza, ésto deja el adjetivo Kafkiano corto.

   Para acabar, haré un homenaje a dos veteranos actores (uno de ellos también director) estadounidenses que nos han dejado estos días. Descansen los dos en paz.

  Dennis Hopper siempre fue un hombre excesivo tanto en lo personal (no sé si todavía tenía pendiente su último divorcio, que armó un gran revuelo hace pocas semanas) como en lo profesional. Legendaria era su afición a todo tipo de sustancias (que llevó casi al desastre su segunda parte película como director, "La última película"), así como su tendencia al histrionismo, que le convertía en un actor idóneo para hacer de malo o de desequilibrado. Pero nos deja un buen puñado de grandes personajes ("Terciopelo azul", "El amigo americano" "Apocalypse now", "Speed"...) y una película mítica como director, "Easy rider" (título mucho mejor que el que le cascaron en castellano, "Buscando mi destino"). Todavía se puede rescatar en televisiones de pago la que es probablemente su última actuación, la adaptación a televisión del mediocre filme ganador del Óscar "Crash".

   Y también la tercera chica de oro que nos deja en poco tiempo, la actriz Rue Macalahan, que era la más salida del cuarteto. Sólo nos queda viva (y afortunadamente en activo) Betty White. De Rue, no recuerdo ninguna interpretación destacable más, pero merece un recuerdo por los buenos momentos que hizo pasar la serie.

 

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