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carlosmartinez

one day

   Debo ser un bicho raro, pero he de reconocer que me gustan más los filmes de las directoras danesas procedientes del Dogma Susanne Bier y Lone Scherlig que los de los mucho más famosos elementos masculinos del movimiento como Thomas Virtenberg (Celebración y poco más puedo destacar en su carrera) y el petardete enfant terrible que para mí es Lars von Trier. Bier sigue la noble tradición del melodrama que hizo famoso a su medio paisano Douglas Sirk (alemán, pero de origen danés), y Scherlig es responsable de dos estupendas comedias como Italiano para principiantes y Una educación, cosa atípica en el movimiento Dogma.

   El último filme de Scherlig, One day, está siendo un fiasco comercial allá donde se ha estrenado, para mí absolutamente inmerecido, y quizás sea debido a lo atípico de su desarrollo (intentaré no hacer spoiler hasta lo que pueda). En principio, la idea de que el filme se desarrolle en el mismo día del año suena a boutade o a ganas de llamar la atención de los responsables, pero lo cierto es que acaba dando al filme una capacidad de síntesis y sentido de la elipsis bastante insólito en el cine actual (en manos de otro la historia habría durado probablemente como dos horas y media lo menos). También es desconcertante el modo de contarlo no lineal, comenzar la película con una escena banal (luego veremos que no lo es) en 2006, para luego volver al principio de la historia. Finalmente, el filme tiene un tono extraño, oscila entre la pura comedia y los aspectos más dramáticos de una Patricia Clarkson estupenda como siempre, así como el tema del alcoholismo y la depresión en el protagonista. He hablado del desconcierto que pruduce ese extraño comienzo, y finalmente acaba teniendo sentido, nos anticipa el final sorpresa muy hábilmente. Si recordamos la fecha en que sucede, hay algo que no nos cuadra en ese beso tan final feliz que sucede antes de tiempo, y Scherlig prepara con sumo tacto y pocas explicaciones (las hay, pero son apenas dos frases) el cambio brusco que va a suceder cuando llegue esa escena aparentemente banal. Para hacer eso hay que ser muy bueno, y Scherlig lo es, además de contar con un estupendo guión. Para mí, una de las grandes películas de la cartelera actual, aunque muchos la confundan con una comedieta del montón, no lo es ni mucho menos. 

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