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carlosmartinez

acero puro

   Hay ocasiones en que un filme se parece tanto a uno anterior, sin ser remake, que uno se plantea dónde acaba el homenaje y dónde empieza el plagio. Es el caso del filme que nos ocupa, Acero puro, sus parecidos con Rocky son más que alarmantes.

   Sus responsables aseguran que se inspira en un relato del maestro del fantástico Richard Matheson, del que no tengo ninguna información, pero conociendo al creador de El increible hombre menguante, Soy leyenda y La leyenda de la mansión del infierno, dudo mucho que los responsables del engendro hayan mantenido mucho del relato original. Porque el filme empieza con un surtido amplio de clichés mil veces vistos en cualquier filme familiar sobre padres que abandonan a sus hijos (si puede ser, con mascota por en medio, aunque sea una mascota de acero), con redención del padre y reconciliación entre ambos. Pero es que el filme no se queda ahí. Podemos coger al robot, ponerle la cara de Sylvester Stallone (en registro dramático y en expresividad van a la par) y tenemos exactamente la misma historia que hizo Sly para el primer Rocky, ni siquiera se han molestado en cambiar el final del filme. A esto le llamo puro y burdo plagio, el filme no hay por donde cogerlo, y hace hasta buena la saga de Transformers, que ya es decir, por lo menos, entre comillas, los guionistas allí se calentaron un poco la cabeza. Para salir corriendo, salvo que seas muy fan de Hugh Jackman.

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