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carlosmartinez

los mercenarios 2

   Desde luego fue una sorpresa hace dos años que un Sylvester Stallone al borde de la jubilación, sin el menor sentido del ridículo y con unos cuantos kilos de botox en la cara tuviese un gran éxito en la taquilla mundial con Los mercenarios, filme que era flojito pero que cayó simpático como versión trash de Doce del patíbulo (yo lo llamé Doce del asilo). La secuela era de esperar, y no aporta nada nuevo, si acaso más carcamales simulando hacer de las suyas (Chuck Norris parece una máscara de kabuki, no es que fuese alguna vez muy expresivo, pero es que la cirugía le ha dejado ya por los suelos a sus 71 años), más especialistas intentando salvar la cara de sus avejentados protagonistas (cantan como una almeja, especialmente en el combate final entre Stallone y Van Damme) y más autoparodia. Los únicos que salvan la papeleta son Jason Statham y Bruce Willis (este todavía tiene cuerda para rato, la prueba es que prepara Jungla de cristal 5), porque de manera incomprensible Jet Li se pira a los pocos minutos de película. No puedo acabar de cargarme la película por su ausencia de sentido del pudor, su desfachatez y su ausencia de pretensiones, pero no me busquéis entre sus fans, Stallone y compañía no están para estos trotes hace mucho tiempo y alguien se lo debería hacer entender.

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