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carlosmartinez

Sin tregua

Maldita la hora en que al italiano Ruggero Deodato se le ocurrió el found footage para hacer Holocausto canibal, no porque fuese mala o poco original, sino por la legión de malos imitadores que le vino a partir de 1999. Fue dar el bombazo aquella tontería llamada El proyecto de la bruja de Blair y aparecer por todos lados señores y señoras que se jugaban la vida cámara al hombro (supuestamente, en la mayoría de los casos se nota mucho que no es así) en situaciones límite sin que la cámara parase. En algunos casos tenía un pase, como REC, pero es que han surgido después engendros infumables como Monstruoso, El último exorcismo, la saga Paranormal activity o Chronicle (habrá gustos para todo, pero que algunos críticos califiquen esta lamentable película de superhéroes de andar por casa entre lo mejor del año me saca completamente de mis casillas), cada vez peores, cada vez menos originales y cada vez peor hechas.

Y el virus del found footage sigue extendiéndose cual plaga bíblica. La última muestra, el bodrio policíaco estrenado esta semana Sin tregua. Lo que podría haber sido contado de otra manera una aceptable (que no buena, el guión aprobadito y gracias) buddy movie, el director se ha empeñado en rodarla dentro del subgénero found footage con la excusa de guión más chorra que recuerdo (¿un policía que quiere ser director de cine? Me da la risa), con un uso subjetivo de la cámara patético y encima falso, puesto que se nota a la legua que en cada escena de la película han usado por lo menos tres o cuatro cámaras y no todas cámara al hombro y con un final desastroso (y encima alargado, la última escena sobra). El resultado debería ser la tumba del subgénero, pero le ha dado el pego a algunos y ha hecho una buena taquilla en USA, con lo que es de preveer que no será la última vez que alguien se atreva a hacer el moñas con una cámara de vídeo. Lo único que se salva del filme es su pareja protagonista, Jake Gylleenhal y Michael Peña, lo demás mejor olvidarlo.

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