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carlosmartinez

Phenomena summer nights: La pantera rosa

Hay mucha gente que dice que se va de vacaciones al pueblo para huir del ruido y de las aglomeraciones de la gran ciudad. Yo lo tengo un poco difícil, mirad cómo está el pueblo donde nacieron mis antepasados en hora punta, yo allí no voy ni loco en verano:

Supongo que habréis reconocido que es Benidorm, je, je , no es coña, mi familia por parte de mi abuelo paterno proviene de allí, de cuando Benidorm simplemente era un pueblo pesquero de Alicante antes de que el boom turístico lo convirtiese en el monstruo que es actualmente. Y tras esta introducción veraniega, lo que toca, este jueves 8 Phenomena programa una célebre y muy divertida comedia de 1964 que dio lugar a una famosa saga por un lado y a un mito de la historia de la animación televisiva por el otro:

La pantera rosa:

 

 

 O de como dos secundarios se adueñaron  de una película hasta convertirla en algo diferente de lo previsto. Sobre el papel, La pantera rosa era una divertida parodia de las películas de atracos perfectos y de ladrones de guante blanco muy en boga en la época, protagonizada por tres estrellas de la época como David Niven, Robert Wagner y Claudia Cardinale. Con lo que no contaba nadie es que quienes iban a llamar más la atención serían un actor británico no muy conocido en aquel momento que hacía un papel relativamente secundario y una pantera rosácea que solo aparecía en los títulos de crédito.

Y lo que causa más sorpresa es que Peter Sellers no era el actor previsto para hacer el papel del torpe Inspector Clouseau que investiga el robo de un diamante llamado La pantera rosa (no es un caso único en la historia, son notorios los casos de que Ronald Reagan iba a hacer Casablanca, que Frank Sinatra y Steve Macqueen eran las primeras opciones para hacer de Harry el sucio, que Robert Redford iba a ser Michael Corleone en El padrino, y que Gene Hackman compró los derechos de El silencio de los corderos para interpretar a Hannibal Lecter, no siempre la primera opción acaba siendo la más acertada, salvo el caso de Hackman), sino el gran actor británico Peter Ustinov, quien probablemente hubiese interpretado un Clouseau no sé si mejor o peor, pero sin duda muy diferente del que conocemos. Sellers era en teoría el segundo o tercer papel más importante de la película y el nombre menos conocido del filme, pero en seguida llamó la atención del público como inspector de policía torpe, inepto y cornudo, mucho más interesante que el ladrón bon vivant protagonizado espléndidamente por David Niven. Asimismo, los antológicos títulos de crédito acompañados por la maravillosa banda sonora de Henry Mancini dieron popularidad a un felino (en realidad en la película la pantera rosa hace referencia al diamante robado por Niven) que pronto protagonizaría una estupenda y muy surealista serie de televisión. Los dos mitos estaban ya formados y la película funcionó muy bien en taquilla y es estupenda, tanto que merece con todos los honores estar en Phenomena. Pero Sellers daba mucho más de sí y Blake Edwards se dio cuenta enseguida.

Decide hacer una segunda entrega con Sellers cediéndole todo el protagonismo, quitando al felino y a Niven. Coge una desconocida obra teatral francesa titulada Un disparo en la oscuridad y le da rienda suelta a la comicidad del actor británico, y no solo eso, le pone un rival a su altura y un ayudante muy especial. Hoy en día no es posible pensar en Clouseau sin su desesperado jefe Dreyfus detrás completamente enloquecido y magistralmente interpretado por el actor checo Herbert Lom, es su perfecto oponente (que no némesis, palabreja de moda entre los críticos, los cuales deberían eliminarla inmediatamente, no la admite el diccionario de la RAE ni ninguna enciclopedia en castellano, no existe como tal en nuestro idioma). Y tampoco podemos pensar en Clouseau sin mencionar a Cato, el pobre criado japonés que le pone miles de trampas a petición de Clouseau. La segunda parte, El nuevo caso del Inspector Clouseau es para la mayoría de cinéfilos la mejor entrega, una muy divertida parodia de las novelas de Agatha Christie (ojo al asesinato y el hallazgo del culpable, es puro vodevil y dos escenas antológicas) y con la posterior El guateque la cima de la carrera de Sellers y Edwards.

Relación entre actor y director que acaba momentáneamente como el rosario de la aurora, el choque de egos entre ambos y el mal carácter fuera de plató de Sellers provoca que tras El guateque no se hablen durante aproximadamente ocho años. Asimismo, mientras ruedan El guateque, United Artist hace una nueva entrega con diferente director (el olvidado Bud Yorkin) y actor (Alan Arkin en uno de sus primeros papeles importantes). Sin ser desastroso, el filme es muy inferior a los dos primeros y no funciona en taquilla. Por un tiempo, Clouseau parece cosa del pasado.

Hasta que entre 1975 y 1976 Edwards y Sellers hacen las paces y aceptan un encargo del estudio de realizar una serie televisiva con Clouseau que finalmente se convierte en una trilogía de películas (El regreso de la Pantera Rosa, La Pantera Rosa ataca de nuevo y La venganza de la Pantera Rosa) que hacen que devuelvan la popularidad a Sellers-Clouseau. Desgraciadamente, cuando está empezando a rodarse una nueva entrega, el desde hace tiempo débil corazón de Peter Sellers no aguanta más y el actor fallece repentinamente.

Ante los acontecimientos, Edwards toma dos decisiones que serán un suicidio artístico. La primera, acabar la película con lo poco que tiene rodado de Sellers y añadirle escenas eliminadas de anteriores películas. El resultado, Tras la pista de la Pantera Rosa, es un caos, pero en vez de parar hace algo peor, continuar la saga con un desconocido actor, un tal Ted Wass procediente de la serie de televisión Enredo. Wass no da la talla en La maldición de la Pantera Rosa y el resultado es un desastre, solo se salva de la quema un divertido cameo de Roger Moore como Inspector Clouseau retocado por la cirugía estética. Y lo peor es que Edwards tropieza por tercera vez en la misma piedra y contrata en 1994al actor italiano Roberto Begnini para hacer El hijo de la Pantera Rosa, otro patinazo que acaba con la carrera de Blake Edwards y casi con Clouseau. En 2006 Steve Martin  intenta un reboot que no es demasiado bueno y que comete un error de guión, no se puede convertir a un inepto como Clouseau en alguien torpe pero inteligente, es un contrasentido, y no ayuda tampoco un director poco inspirado siempre como Shawn Levy. Con todo funciona bien en taquilla y provoca una nueva entrega que mantiene los defectos y que esta vez sí pincha. 

Desde luego tras la muerte de Sellers las sucesivas entregas no hacen justicia a las primeras entregas de un personaje al que el actor británico y el maestro de la comedia Blake Edwards convirtieron en un icono del cine cómico. La Pantera Rosa, el filme que proyecta Phenomena es una gran película, espero que no sea la única entrega que proyecte, El nuevo caso es todavía mejor.

 

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