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carlosmartinez

Phenomena: Desayuno con diamantes + Cantando bajo la lluvia

Este jueves Phenomena proyecta dos grandes clásicos de la historia del cine, convertidos con el paso del tiempo en míticos y en iconos del mejor Hollywood:

Desayuno con diamantes:

Sinceramente no sé si calificar esta obra maestra de Blake Edwards (la primera de su carrera para mí, los anteriores filmes que conozco suyos están bien y son simpáticos, pero no tienen todavía la calidad de sus trabajos posteriores) como la comedia romántica más triste de la historia o el melodrama más divertido de la historia, el calificativo de agridulce le viene al pelo. De ella se ha dicho que la primera opción para la protagonista era Marilyn Monroe (que se autodescartó para hacer Vidas rebeldes) y que Truman Capote la odiaba por haber edulcorado su historia entre una prostituta de lujo y un gigoló (pues por una vez, prefiero la película a la novela, me parece claramente una obra muy menor de Truman Capote que probablemente habría quedado olvidada de no ser por la versión cinematográfica). Está claro que con Monroe el resultado hubiese sido diferente, dada mi adoración hacia Marilyn no puedo preveer si mejor o peor, pero el caso es que cayó en manos de un gran director, una actriz en estado de gracia y un grandísimo músico. Audrey lleva a su terreno a esta cabeza loca obsesionada por los diamantes y los hombres ricos y aficionada a visitar la joyería Tiffany’s por las mañanas con un croissant en la mano, y le da un glamour y a la vez una fragilidad no prevista por Capote, pero que en manos de Hepburn es uno de los personajes más adorables de la historia del cine y un icono del mismo con su boquilla de fumar y su traje negro, para mí es la mejor interpretación de la actriz belga. Edwards le da un toque de elegancia al filme que lo hace exquisito y por otra parte mezcla perfectamente el tono de comedia y el tono triste sin caer en el excesivo azúcar que ha destrozado la actual comedia romántica de Hollywood, y en ello le ayuda otro genio, un compositor como Henry Mancini que convirtió su Moon river en una de las bandas sonoras originales más famosas de la historia del cine. ¿Algún pero? Dos menores: George Peppard no está mal en la película, pero nunca fue un actor del todo convincente, no acaba de dar la réplica correcta a Hepburn y otro actor hubiese sido mejor, aunque no se me ocurre ninguno en concreto. Más me chirría la presencia caricaturesca de Mickey Rooney como vecino japonés (¿no había actores asiáticos en ese momento en Hollywood?), me parece lo más flojo del filme, aunque al ser un papel secundario no desluce el conjunto. A pesar de estos pequeños peros, una película mítica y una obra maestra.

Cantando bajo la lluvia:

Para mí y para muchos cinéfilos el mejor musical de la historia del cine, un prodigio de ritmo, de gracia y de números musicales memorables. Tengo entendido que partió de la idea del productor Arthur Freed, máximo responsable de los musicales dorados de Metro Goldwyn Mayer, de hacer un musical a partir de unas viejas canciones de los años 20 (algún despistado no se explica que la canción Cantando bajo la lluvia no ganase el Oscar a la mejor canción de ese año, no podía por no ser original, de hecho conozco algunas películas de los años 30 en que aparece; es el mismo caso que el célebre Strangers in the night de Frank Sinatra) de las que tenía los derechos. El proyecto cayó en las mejores manos, un actor-director como Gene Kelly en el mejor momento de su carrera y un jovencísimo director y coreógrafo llamado Stanley Donen (siempre se dice que Orson Welles hizo el mejor debut de la historia a los 25 años, pero es que Donen debutó a la misma edad con otra genialidad, Un día en Nueva York, casi prefiero el debut de Donen, con ser estupendo el de Welles, siempre pienso que se ha sobrevalorado Ciudadano Kane en detrimento de Sed de mal que me gusta mucho más). Con la ayuda de un guión perfecto que homenajeaba cariñosamente y con mucho sentido de la autoparodia el paso del cine mudo al sonoro, Kelly y Donen lograron el musical más perfecto que se ha visto en una pantalla de cine, lleno de gracia, salero y al menos cuatro números musicales perfectos: Singin in the rain el más memorable, sorprendentemente interpretado por un Kelly con 39 grados de fiebre; Make’m laugh, el mejor número musical bufo de la historia con un sensacional Donald O’Connor que dicen que acabó en el hospital tras terminarlo; Good morning, con una coreografía perfecta con los tres protagonistas; y un momento memorable dentro de un número musical más largo entre Gene Kelly y la gran bailarina Cyd Charysse de un erotismo insólito en su momento. Como curiosidad, hay un intercambio de papeles femeninos: en la ficción, Debbie Reynolds dobla en la voz y en las canciones del filme que están rodando a una inepta Jean Hagen; curiosamente en la realidad fue completamente al revés, Hagen es quien realmente canta cuando lo hace Reynolds. Maravillosa película, no hay palabras suficientes para definirla.

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