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carlosmartinez

Phenomena: El padrino

Este miércoles Phenomena comienza un ciclo de cuatro películas ganadoras de Oscar. Lo hace con una obra maestra que dio a conocer al gran público a un extraordinario director y filme que fue clave en la historia del cine norteamericano al dar paso a una nueva generación de cineastas que dominarían Hollywood en las siguientes décadas:

El padrino:

Nunca sabremos qué hubiese salido si Paramount se llega a salirse con la suya y llega a poner como director a Elia Kazan, Arthur Penn o Costa-Gavras, a Laurence Olivier como Vito Corleone y a Robert Redford como Michael Corleone. Desde luego algo muy distinto a lo que hoy conocemos, no me parecen mal las opciones de Kazan y Penn (más discutible la de Costa-Gavras, no le pega ni con cola), pero lo de Olivier y Redford me parece un disparate mayúsculo. Afortunadamente, optaron por seguir la opinión del productor Robert Evans de escoger un director de orígenes italianos, el entonces casi desconocido Francis Ford Coppola (aunque ganador ya de un Oscar como guionista por Patton), de escoger a un casi debutante Al Pacino para el papel clave de Michael Corleone (en realidad es el protagonista de la película, su papel es el que tiene más peso específico en el filme, incluso por encima del de Vito) en la que era su tercera película, y en la opción para el papel de Vito Corleone que parecía más suicida en 1972: Marlon Brando.

Brando llevaba casi una década de desastre en desastre (salvo contadas excepciones como La jauría humana, Reflejos en un ojo dorado o La condesa de Hong Kong), con películas cada vez peores, cada vez más gordo y cada vez más alejado del primer plano de Hollywood. Cuando Evans y Coppola proponen su nombre, Paramount se lleva las manos a la cabeza a pesar de que relativamente El padrino no es una película de alto presupuesto (6 millones de dólares) y que el estudio la hace porque estaba siendo un best seller en las librerías (curiosamente su autor Mario Puzo renegaba de ella, le parecía una de sus peores obras). Paramount finalmente acepta cuando ve las pruebas de cámara, aunque le pone unas conciciones leoninas a Brando para que no se desmadre y haga que el presupuesto se dispare como era costumbre en él.

Y también había dos problemas: uno, la posible reacción de la Mafia ante el retrato que hacía de ella (aunque nunca se la nombra por su nombre en el filme). Otro, la reacción de Frank Sinatra ante el personaje del cantante, más que sospechosamente inspirado en él, dadas sus conexiones con la Mafia y las alusiones a una película que no querían que protagonizase (se refiere a De aquí a la eternidad, por la que ganó un Oscar, sus enfrentamientos con el jefe de Columbia Harry Cohn son más que notorios), aunque no consta que la memorable escena del caballo (probablemente la más famosa del filme) sucediese en realidad, se cree que las discrepancias entre cohn y Sinatra eran más bien de orden económico. De los mafiosos, se sabe que pronto se hicieron fans de la película y no dieron ningún problema ante el estreno; de Sinatra creo que nunca se ha sabido la opinión.

Cuando llegó el estreno, estuvo claro que el filme era una oferta que nadie podía rechazar: era una formidable película de cine negro, un gran retrato de la organización criminal, un complejo relato del comienzo del declive y autodestrucción de un clan familiar (Shakespeare no anda muy lejos), un prodigioso filme sobre la creación de un monstruo (Michael) el descubrimiento para muchos de un grandioso director, el resurgir de Brando (aunque poco le duraría, volvería a las andadas muy pronto, aunque cobrando tela marinera por pequeños papeles) y el lanzamiento al estrellato de Pacino, así como de varios actores poco o nada conocidos en su momento como Diane Keaton, Robert Duvall, James Caan, John Cazale o Talia Shire (la hermana de Coppola), muy bien arropados por grandes secundarios como Sterling Hayden, Richard Castellano y Richard Conte. La película pronto se convertiría en una de las más taquilleras de la historia, y aparte de lanzar a Coppola sería el lanzamiento junto a French connection de una generación de directores que daría nuevos aires a Hollywood y que o debutaban o hacían películas menores hasta entonces: Scorsese, de Palma, Spielberg o Lucas. El filme ganó 3 Oscars, los principales, película, actor principal y guión adaptado; probablemente se hubiese llevado más de no haber estado aquel año otro clásico indiscutible como Cabaret, que ostenta el record desde entonces de película con más Oscars que no se ha llevado el de mejor película, con 8 estatuillas.

Precisamente, la ceremonia de los Oscars dio pie a las dos situaciones más esperpénticas que provocó la película. La primera, que Marlon Brando no recogió su Oscar, prefirió mandar a una india para protestar por el trato a su pueblo... salvo que posteriormente se descubrió que no era tal india, sino una actriz y modelo contratada por Brando para montar el numerito, algo muy propio de alguien tan particular como el gran actor. La segunda, y creo que la más grave, que se le retiró la nominación a Nino Rota por la banda sonora, alegando de que no se podía considerar como original, ya que el famoso tema de amor había sido compuesto anteriormente por el músico italiano para una olvidada película italiana de 1958, Fortunella; la Academia no apreció que buena parte de la banda sonora sí era original, destacando el vals que se oye durante toda la boda del principio. De todas maneras, es probable que Rota no hubiese ganado el Oscar, ya que la Academia le dio uno casi honorífico a Charles Chaplin por la banda sonora de Candilejas de 1952, filme que tardó 20 años en estrenarse en USA debido al exilio del genio británico.

Rota sí lo ganó con la obligada secuela dos años más tarde. Era de esperar una continuación, dado el éxito del primer filme, pero lo que nadie se imaginaba es que Coppola haría una película todavía más magistral, contando de un modo insólito y paralelo el ascenso de Vito Corleone (interpretado por un prometedor Robert de Niro) y la continuación de la historia de Michael, convertido ya en un auténtico monstruo capaz de matar sin miramientos a su traidor hermano mayor. Ganó un segundo Oscar a la mejor película y sendos Oscars para Coppola y de Niro. La tercera tardó más, no llegó hasta 1990 y para muchos es la más discutida, aunque para mí es un precioso broche de oro a una trilogía inmortal. Pocos le perdonaron a Coppola que, tras abandonar el proyecto  Winona Ryder alegando problemas de salud, le diese el papel de hija de Michael a su hija Sofia, que no siendo actriz tropezó con un personaje que requería una actriz mucho mejor (curiosamente Sofia ya había salido en el primer padrino, es el bebé bautizado en el climax final de la película).

Para acabar, y como curiosidad para quienes no lo sepáis, mucho cuidadito cuando veáis una naranja en una escena de la trilogía del padrino, Coppola escogió la fruta como mal presagio, cada vez que aparece una o varias en la trilogía está a punto de suceder una muerte o un intento de asesinato, avisados quedáis.

 

 

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