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carlosmartinez

funny games

   Creo que en alguna ocasión he manifestado no estar tan en contra como algunas personas de los llamados remakes (¿no sería más adecuado llamarlos versiones?). No conozco en ningún otro arte a ningún crítico que se lleve las manos a la cabeza porque Picasso versionase "Las meninas" o porque Shakespeare hiciese algunas de sus obras maestras a partir de textos anteriormente escritos. La mayoría de remakes de filmes están muy mal hechos, de acuerdo, pero eso también afecta a muchos de los otros filmes que se estrenan.

   Ya que hoy hablamos de "Funny games" y su supuesta copia plano a plano del original (cosa para mí falsa, como intentaré demostrar), me gustaría comentar algo de estos peculiares remakes (otras muestras serían "El prisionero de Zenda" o "Psicosis"): que no me parecen tan idénticos como se asegura. Siguiendo las comparaciones con otras artes, los que hemos estudiado o hecho serigrafía sabemos que si a una mismo dibujo le aplicamos diversos colores en sucesivas copias, los resultados pueden diferir mucho estéticamente hablando. Si, hablando del cine, cambiamos colores por fotografía o actores, la comparación es clara. No es lo mismo (aunque alguno lo piense) un filme fotografíado en blanco y negro como el "Psicosis" de Hitchcock como el fotografíado en color de Gus van Sant, y no es lo mismo una película como "El prisionero de Zenda" con un villano como el gran James Mason que otra con un villano mucho más discreto como Douglas Fairbanks Jr.

   Dicho esto, no compararé las dos versiones de "Funny games", sino que analizaré la actualmente estrenada (entre otras cosas porque, confieso decirlo, no recuerdo si ví la versión anterior). Desde luego, el filme que he visto no me ha gustado un pelo. Filme pretendidamente satírico sobre la violencia de nuestros días , real y ficticia, la sátira no tiene ni pies ni cabeza, y es de un mal gusto espantoso. Pretende parecerse a "La naranja mecánica" (los tráilers de una y otra se parecen mucho) y se queda en "Asesinos natos". Si a ello añadimos las patéticas actuaciones de Michael Pitt y de Tim Roth (¿alguien con esa pinta de villano una víctima?), el descalabro es casi total. Para salir corriendo. Especial mención para la escenita del mando a distancia; produce vergüenza ajena, sea en la versión que sea.

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