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carlosmartinez

sherlock holmes, juego de sombras

   Era lógico que Guy Ritchie repitiera la jugada con una nueva entrega de su peculiar versión de Sherlock Holmes, al fin y al cabo es su filme más taquillero con diferencia y el universo del célebre detective da para unas cuantas películas (que se lo digan a Basil Rathborne, que hizo un buen puñado).

   Como era de preveer, sigue por el mismo camino, ofrecer una visión en plan superhéroe y con muchos efectos especiales de las andanzas de Holmes y Watson (los dos filmes al fin y al cabo son buddy movies muy de su productor, Joel Silver). No es una mala opción, aunque a más de uno le pueda irritar su alejamiento del personaje clásico (por cierto, no recuerdo a nadie que lo haya trasladado al pie de la letra, empezando por el ridículo sombrerito que le puso un actor británico en teatro y continuando con la manía de poner como enemigo principal a un James Moriarty que realmente solo aparece en un relato breve de Conan Doyle, El problema final, muy célebre por la polémica escena final de la cascada suiza de Reichenbach, sus fans le dijeron de todo a Doyle en su tiempo) y también el excesivo barroquismo en la cantidad de ralentís y flshbacks explicativos.

   El filme acaba siendo de una calidad aceptable más o menos similar a la del primero, aunque en mi opinión comete un fallo: el personaje de Irene Adler tiene una presencia muy fuerte en los relatos de Holmes (tanto o más que Moriarty, y además sale en más relatos que el profesor), estaba muy bien interpretado por Rachel Macadams en la primera entrega, y es un patinazo cargárselo en el prólogo del filme, más si se tiene en cuenta que pone después como presencia femenina un personaje mucho menos interesante interpretado con poca convicción por Noomi Rapace (la de la versión televisiva sueca de Millenium, de la que volveré a hablar la semana que viene con el estreno del filme de David Fincher, del que vaya por delante que no lo considero un remake, ya explicaré mis razones). Robert Downey jr. y Jude Law siguen en su salsa (con más chistes a costa de su presunta relación homosexual) y se añaden un excelente malvado como Jared Harris (hijo de Richard) como Moriarty y y un gran secundario Stephen Fry como un divertido Mycroft Holmes.

   Por último, ya lo dije en su primera parte, Guy Ritchie es heterodoxo en su tratamiento de Holmes hasta cierto punto, finalmente respeta el final en la cascada de Reichenbach (no del todo, se toma la licencia de montar un palacete que no existe en el paraje natural) de la manera como hizo Doyle en sus relatos, y aquí me paro para quien no los haya leído. El filme, sin ser excelente ni mucho menos, es un convincente entretenimiento. 

1 comentario

david campani raso -

la verdad es que a mi esta película,sin considerarla una obra maestra, la verdad me hizo pasar un rato muy agradable,y pienso que tanto el vestuario como la dirección artística y todos los aspectos técnicos están muy bien.por tanto coincido contigo y también quería dejar constancia