x-men: lobezno

   Como comentamos la semana pasada, ha comenzado la temporada de blocbusters con el estreno de la nueva entrega de "X-men", centrada en los orígenes de Lobezno, cosa innecesaria teniendo en cuenta que, sin ser explicito, ya se sabía bastante en la segunda entrega. Sin ser completamente un desastre, la película está bastante por debajo de las dos primeras entregas (un poco por encima de la tercera), ya que adolece de varios problemas: un final excesivamente estirado para que todo cuadre (y a pesar de éso no cuadra: uno no entiende que, a pesar de que Lobezno, en plan Jason Bourne, pierda la memoria, el resto de personajes a los que ha salvado en esta entrega tampoco lo reconozca en la primera entrega); un Danny Huston (hijo del gran John) que, sin estar mal, no llega ni a la planta del pie a la interpretación que hizo del mismo personaje Brian Cox; y sobretodo un error de casting clamoroso: resulta inexplicable que le hayan dado el papel del malvado Masacre al chistosillo de Ryan Reynolds. Todo ésto empaña bastante lo que por lo demás es un filme muy entretenido y bien rodado, en el que Hugh Jackman sigue muy a gusto con su personaje, bien secundado como malvado por un irónico Liev Schreiber. Dos anotaciones finales: no perderse los títulos de crédito iniciales (lo mejor de la película), advirtiendo que en los finales hay dos pequeñas sorpresitas (aunque no muy destacables: no aportan nada). Y pedir explicaciones a quien ha dicho que el filme transcurre 17 años antes que la primera entrega: teniendo en cuenta que el filme tiene como localización final el lugar de un accidente muy conocido de la historia de EEUU (supongo que quieren decir que producido por los hechos del filme), tienen que haber pasado más años.