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carlosmartinez

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   Doce años sin dirigir un filme de ficción son demasiados para cualquier cineasta, y más siendo una megaestrella como es el director canadiense James Cameron, y lo cierto es que había muchas espectativas ante su nuevo filme "Avatar". El tiempo dirá si cumple las expectativas económicas, pero por mi parte puedo decir que sólo cumple en parte las artísticas.

  De Cameron sabemos desde siempre que es un megalómano que no tiene precisamente abuela (cosa que también le sucedió a grandes del cine como Cecil B. de Mille, von Stroheim, Lean, Coppola o Fellini) y que es un guionista bastante irregular (baste como ejemplo que uno de sus guiones es el de la segunda parte de Rambo), pero lo cierto es que tiene mucho talento para el cine de acción (probablemente el más dotado actualmente con permiso de Spielberg). Lo que no esperaba es que para su nuevo filme hiciese un filme de indios de toda la vida (y ésto no es precisamente un desprecio; los problemas vienen por otro lado, y además soy un gran admirador del western y de Cameron) y que pusiese patas arriba una de sus grandes películas.

   Porque el argumento de "Avatar" se puede incluir (aunque sea ciencia-ficción) en el subgénero del western que inaúguró Delmer Daves con "Flecha rota": el del guerrero occidental que se introduce en una civilización primitiva y que acaba formando parte de ella, y que dio obras como la citada, "Yuma", "Un hombre llamado caballo", "Pequeño gran hombre" o "Bailando con lobos" (alguno incluiría "Pocahontas", yo no lo veo tan claro). Y aunque los indios han sido cambiados por extraterrestres (aunque parecen indios en sus peinados) y los caballos por criaturas voladoras, se nota muchísimo la influencia de tales filmes. Y aquí el filme funciona muy bien.

  Y también se nota mucho que Cameron ha retomado el argumento de la segunda parte de "Alien" (marines contra extraterrestres hostiles) y le ha dado la vuelta, convirtiendo a los marines en los malos y a los extraterrestres en los buenos. No es ninguna casualidad que aparezca Sigourney Weaver en el filme (su aparición en su primera escena parece sacada de "Alien", aunque a veces parece "Gorilas en la niebla) ni que el duelo final entre el malo y el bueno recuerde mucho al duelo final entre Ripley y la reina alien de "Aliens". Y aquí el filme también funciona muy bien.

   Y el filme destaca por su maravillosa y revolucionaria técnica (imprescindible verlo en 3-D; nunca ha sido mejor utilizado el sistema) y por las interpretaciones de Weaver, Sam Worthington y el veterano secundario especializado en papeles de malo Stephen Lang (que este año ha tenido los dos mejores papeles de su carrera, éste y el del policía de "Enemigos públicos". El problema es que el principio es demasiado largo y un tanto pesado (tarda demasiado en dar explicaciones sobre el Avatar), el mensaje ecológico acaba resultando demasiado pueril e ingenuo, y que algunas escenas (las del árbol y las semillitas especialmente) resultan de un kistch y un cursi subidos. Y de la banda sonora podemos decir algo parecido sobre su irregularidad: James Horner compone una de sus mejores partituras durante el filme, pero la jode con una ridícula cancioncilla de la triunfita británica Leonna Lewis y con unos coros étnicos patéticos en los títulos de crédito. El filme merece un notable alto, pero sus bajadas de tono hacen que no llegue al nivel que tendría que haber tenido.

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