editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. La actualidad ha venido marcada en los últimos días por las agresiones sufridas por dos personajes tan discutibles como Silvio Berlusconi y el periodista de Telemadrid Hermann Tersch (para quien no lo conozca, su informativo probablemente sea el más reaccionario y partidista de los que se puedan ver en este país) y la polémica que ha traído Esperanza Aguirre con Gran Wyoming por la segunda agresión citada. He de decir que repruebo totalmente cualquier agresión hacia cualquier persona, aunque me merezca tan poca estima como estos dos señores y que me parece lamentable que los dos hayan acabado en el hospital. Pero por la misma razón me parece totalmente deleznable la actuación de Aguirre echándole la culpa a un humorista cuya misión es precisamente la de meterse con el poder establecido y sacarle los colores también a los que lo apoyan. A los dos agredidos les deseo una pronta recuperación, pero a Aguirre le doy el premio de hija de puta de la semana.

   Y ya que hablamos de prensa partidista, os recomiendo, para que veáis cómo las gastan algunos diarios madrileños, que os veáis las portadas de hoy de ABC o El Mundo, que aprovechan el tema de la mal llamada "Fiesta nacional" (que debería ser considerada un monumento a la tortura, el mal gusto y la violencia gratuita) para meterse con los nacionalistas catalanes. Puedo asegurar que no soy nacionalista (de ningún tipo; Aznar es tan nacionalista como Carod-Rovira), pero suscribo cualquier propuesta que lleve a la eliminación de la barbaridad que supone una corrida de toros.

   Finalmente, mencionar la muerte de dos personas del mundo del cine que, más allá de sus méritos propios, son recordadas por sus lazos familiares.

   Jennifer Jones fue probablemente una de las estrellas más fugaces del cine clásico (su estrellato duró poco más de 10 años), una actriz en muchos momentos discutible que además tuvo el problema de estar casada con un mito como es el productor David O. Selznick, problema agravado porque fue en la época de decadencia del productor. Pero también es indudable que la actriz tenía carisma y que protagonizó grandes éxitos como "La canción de Bernadette" (más que discutible Óscar de interpretación), "La colina del adiós" o "El coloso en llamas" (para los que no la recordéis en este filme, era la pareja de Fred Astaire). Y no menos cierto es que protagonizó el último filme de Lubistch, "El pecado de Cuny Brown", y que protagonizó tres grandes obras de lo que los surreslistas llamaron amor fou: "Pasión bajo la niebla", "Jennie" y la magistral "Duelo al sol". Sólo por estos tres filmes merece un hueco en la historia del cine.

   Y de Rory Disney no hace falta decir de quién era familiar (además tenía un gran parecido físico con su tío Walt). Tuvo el buen tino de capear la grave crisis que afectó al estudio durante los 70 y buena parte de los 80. Y de reclutar a grandes talentos como Jeffrey Katzenberg, Michael Eisner o James Lassiter, que le dieron nuevos bríos a un estudio clásico. Un recuerdo también para él.