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carlosmartinez

capitalismo: una historia de amor

   Quien me conoce bien sabe que estoy más que lejos de estar de acuerdo con un sistema retrógrado e insultante para la condición humana como es el capitalismo en cualquier vertiente (lo malo es que la otra opción hasta ahora, el comunismo, resultó todavía peor). Y precisamente por ello, y aunque puede parecer paradójico, me resulta más repulsivo todavía el último filme de Michael Moore, "Capitalismo: una historia de amor".

   En primer lugar, nuestro director de presuntos documentales (uno empieza a pensar si serán reales los personajes desconocidos y si no estarán conchabados con él los conocidos, tal es la exageración y falta de verosimilitud de sus filmes)vuelve a hablar del tema que más le apasiona y que más quiere: él mismo (familia incluida), no en vano lo he calificado alguna vez del director más narcisista de la actualidad. Y en segundo lugar, se contradice a sí mismo: empieza el filme criticando la actuación de USA en la 2ª Guerra Mundial  y criticando a políticos alemanes como Kohl, y acaba con un paregínico de Roosvelt que haría las delicias de Capra, así como una loa de las democracias alemana y japonesa que hace pensar que ignora (o que lo pasa por alto, que es peor) el capitalismo salvaje de ambos países y la profunda crisis económica que tienen ambos.

   Y lo grave es que si dudamos de lo que hemos visto podemos dudar de los males del capitalismo, amén de que "el poco aficionado al dinero" que dice ser cobra unos cuantos miles de dólares por actuación pública y trabaja para un estudio hollywoodiense como es el de los hermanos Weinstein (otra contradicción). El filme es un panfleto indignante que se salva por dos buenos golpes de humor, cuando un montaje de escenas de filmes de Reagan nos "enseñan" como trata a enemigos y feministas, y cuando Bush hace un discurso mientras la Casa Blanca se hunde. Lo demás es mejor olvidarlo.

 

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