Blogia
carlosmartinez

editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Espero que os hayan sentado mejor los carnavales que a la gente de ETA, que no tuvieron otra ocurrencia que irse de carnaval a Sitges (¡y vestidos de la selección española!) y colgar las fotos en Facebook (por supuesto, tardaron poco en pillarlos). Si no fuesen tan peligrosos y llevasen tantos muertos a sus espaldas, darían risa.

   Antes de comentar la ceremonia de los Goya, me gustaría hacer un pequeño homenaje, sobretodo por el género que representa, a una actriz hoy completamente olvidada que ha fallecido estos días. Se trata de la actriz habitualmente especializada en musicales Kathryn Grayson. Su nombre no dirá nada, pero tiene clásicos del género como "Levando anclas" o "Magnolia" (la versión de George Sidney, evidentemente no el filme de Paul Thomas Anderson del mismo título). Un homenaje a una actriz no muy conocida de un género que, a pesar de algunas resurrecciones puntuales, concoció mejores momentos que el actual. Descanse en paz.

   Y me gustaría dejar en el aire una pregunta que se me ha planteado ante un comentario que he leido en un blog de Fotogramas, en el que ponía verde a "Nine" y reconocía ¡que no sabía antes de entrar que era un musical! Y la pregunta es: ¿realmente la gente sabe lo que va a ver cuando entra a una sala de cine o pilla lo primero que le apetece? Ahí lo dejo en el aire, y no es la primera vez que me pasa.

   Y bueno, pasemos a los Goya. Lo primero que me dejó estupefacto es la aparición en la sala de cierto perrito conocido por la publicidad de un popular juego de azar que era patrocinador de la gala (no diré el nombre del juego, pero supongo que os imagináis cúal es). ¿No quedamos en que este año no habría publicidad? (¿o es que somos demasiado crédulos?). En cuanto a los premiados, tras el nuevo desastre ya casi cantado de Soledad Villamil como "actriz revelación" (mientras sigan los espabilados de los productores proponiendo  a los premiados vamos a seguir viendo este tipo de desaguisados), tampoco me convenció el premio a Raúl Arévalo, gran actor (lo recuerdo especialmente en teatro en "Urtáin"), pero que no dejaba de ser discreto en un filme tan mediocre como "Gordos". Me alegro por la victoria de "Celda 211" y por el descalabro de un filme lamentable como "El baile de la victoria", que jamás debió de estar entre las nominadas. Y en cuanto al presentador, Buenafuente dotó a la gala de una mayor frescura y diversión que en anteriores ediciones. Especialmente destacables son la escena del tsunami (¿cómo se las apañarían para mojarlo completamente?) y el diálogo  argentino con Eduardo Blanco, así como el "montaje alternativo" de "Celda 211" que la convertía en una comedia para adolescentes. Una más que digna gala de entrega de premios.

0 comentarios