el retrato de Dorian Gray
Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Como no me apetece hablar de huelgas ni de mundiales de fútbol (ésto lo dejo para dentro de un mes cuando acabe), que han copado las noticias estos días, paso a comentar lo poco que he visto estos días en cine. Sinceramente, preferiría no haberlo visto.
No es mi costumbre hablar de mis visitas habituales al teatro, pero el sábado pasado oí un comentario antes de empezar la función entre el público que fue a ver "Angelina o el honor de un brigadier" que me viene al pelo para comenzar la crítica de "El retrato de Dorian Gray". Hablando de la adaptación teatral de "Un marido ideal" que se puede ver en el Teatro Goya de Barcelona, un espectador comentaba que habían convertido la sutilidad de Wilde en una astracanada. Ignoro si este buen señor verá la película estrenada este viernes, porque lo normal es que piense algo peor. Lo mejor que se puede decir es que comete un error de cásting en el personaje de Colin Firth, que se muestra poco dotado para el cinismo que requiere el personaje, cosa que hubiesen hecho mucho mejor actores como Alan Rickman o Jason Isaacs. El problema es que es único error disculpable. Porque elegir a un protagonista que parece sacado de "Crepúsculo" o de un anuncio de lacas no tiene nombre. Convertir el retrato en un fantasma viviente que parece sacado de Harry Potter es de risa. Cambiar la sutilidad de Wilde por un reguero de sangre, sexo y gusanos es de juzgado de guardia (y encima con un homenaje a "Abierto hasta el amanecer" que no viene a cuento). Y dejar la música en manos de un tal Charlie Mole que parece que no haya aprobado ni el primero de solfeo y que no deja ni una imagen sin música machacona es la gota que colma el vaso. Compararla con la excelente adaptación que hizo el injustamente olvidado Albert Lewin en 1945 es dejarla a los pies de los caballos. Lamentable filme.
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david campani raso -