editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Hablaba hace unos días de que la ceremonia de los Oscars había sido sosa, aburrida y sin chispa, y la comparaba con los Globos de Oro y la polémica con Ricky Gervais. Una noticia que ha aparecido más tarde confirmaba alguna de mis sospechas: ha habido censura en la retransmisíón, concretamente en un beso entre Javier Bardem y Josh Brolin. Ante esto, no me extraña que los guionistas no se esfuerzen lo más mínimo en meterse con los invitados, en poner mordiente a la retransmisión (hoy probablemente no se vería en televisión la célebre escena en que a David Niven le apareció por detrás un señor completamente desnudo durante la entrega de un premio, aunque ignoro si fue un accidente o si formaba parte del guión) o en utilizar un lenguaje políticamente incorrecto si después lo van a eliminar de la retransmisión. Vergonzoso.

   Esta semana nos han dejado tres actrices muy diferentes, dos célebres sex simbols en su época y una gran actriz europea.

   Annie Girardot. Gran actriz de carácter del cine francés, no tan conocida en nuestro país como en Francia. Su filme más recordado aquí es la genial "Rocco y sus hermanos", quizás hizo demasiados filmes para un director tan mediocre como Claude Lelouch, pero fue una de las grandes damas del cine francés.

   Amparo Muñoz. Más conocida probablemente por ser la primera Miss Universo española y por su

 tubulenta vida personal que por méritos artísticos, a pesar de que fue un símbolo de la época del destape y de trabajar con célebres directores como Carlos Saura, Pilar Miró, Emilio Fernández Lázaro o Fernando León de Aranoa.

   Jane Russell. Gran mito erótico de los años 40 y 50 gracias al filme de Howard Hughes "The outlaw" y al de Howard Hawks "Los caballeros las prefieren rubias", donde hacía una perfecta pareja cómica con Marilyn Monroe. El resto de su carrera es discutible, pero ha pasado a la historia gracias a estos dos filmes.

  Descansen las tres en paz.