editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Disculpadme si he tardado en hablar del Barça, pero tenía miedo de que la baba que se me caía estropease el ordenador. Poco tengo que añadir a la formidable temporada del equipo, y a los espectaculares años que lleva con Guardiola al frente, solo esperar que el final de esta época gloriosa tarde en llegar, porque lo normal, como en todos los grandes equipos de la historia, es que algún día se acabe.

   La semana ha venido marcada por la crisis de los pepinos con Alemania. Me parece lógico que con muertos por causas todavía desconocidas surgiese la alarma. El problema, y lo he dicho en otras ocasiones por otros temas, es que siempre tendemos a juzgar, a criticar y a acusar sin pruebas y nos pasamos la presunción de inocencia (y en otros casos el secreto de sumario) por el forro. No habiendo ninguna  prueba lo más mínimo firme, no se puede acusar a unas personas de provocar una crisis sanitaria que realmente se puede haber producido en cualquier parte (aunque los datos apuntan a que el origen del problema está en la zona de Alemania donde ha habido un mayor número de casos), porque la paranoia se va a extender y probablemente va a afectar a gente completamente inocente. Espero que se aclare pronto el caso y que se recuperen los enfermos.

   Y en cuanto al escándalo del diccionario de biografías  de la Academia de la Historia, especialmente la "cariñosa" dedicada a Franco, nadie en su sano juicio podía esperar que un miembro de la Fundación Francisco Franco fuese a poner a parir al dictador. Que se lo hubiesen encargado a él suena a cachondeo, a chapuza o a martingala, amén de que me explique alguien para qué rayos hacía falta una obra de la magnitud del diccionario, que no creo que haya sido barato. Para eso, prefiero la Wikipedia, bastante más barata de hacer, aunque sea más imperfecta y llena de errores.