kungfu panda 2

   Tras ver la segunda entrega de Kungfu panda, mi sensación es de perplejidad. Porque lo que se suponía una inocente película de niños acaba siendo un estomacante ejercicio de mesianismo. A nadie se le debería escapar que detrás de la historia del pavo real que amenazado por la profecía de que un panda acabará con él decide acabar con todos los pandas, están Jeffrey Katzenberg y Steven Spielberg, creadores del remake animado de Los diez mandamientos, El príncipe de Egipto. Pues las nuevas aventuras del panda parecen un nuevo remake, se puede intercambiar al panda con Moisés o Jesucristo, al pavo con el faraón de Egipto o Herodes y la matanza de pandas con la de los esclavos judíos o la de los santos inocentes y no se nota la más mínima diferencia (bueno, el panda es mucho más agresivo que Jesucristo, no abre las aguas del Mar Rojo, pero casi). Ante tal mensaje poco subliminal ultrarreligioso poco sirven que sea técnicamente perfecta o que el malo sea antológico, me niego a darle el aprobado a un filme que tampoco mejora el primer filme.