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carlosmartinez

harry potter y las reliquias de la muerte 2

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Como no me apetece hablar mucho de otros temas, y tengo que comentar mucho (poco bueno) sobre el fin de la saga de Harry Potter, entro sin dilación en el tema.

   Pero antes me gustaría dar dos tirones de orejas a los críticos. Primero, que dejen de meterse con la productora por el hecho de hacer dos filmes de la última novela, es imposible hacer un filme de duración normal con el material que hay (otra cosa es que el material sea bueno, ya comentaré después por qué no lo es), o  al menos si se hiciese resultaría poco menos que caótico y no se podría entender (ya cuesta entenderlo en muchos momentos con esta duración, imaginad con una hora u hora y media menos); además, no creo que la gente aceptara un filme de una duración superior a las cuatro horas, pero es que además hay unos cuantos ejemplos en el cine europeo de grandes directores que han dividido sus filmes muy, muy largos en dos o más partes para su estreno comercial (Bertolucci y Novecento, Resnais con Smoking-no smoking, Visconti con Ludwig o Fritz Lang con La tumba india), amén de Soderbegh y su Che, no es un hecho como véis causado por Hollywood. Segundo, que alguien les diga de una vez a los críticos de este país de una maldita vez que némesis no es sinónimo de enemigo porque entre otras cosas la palabra no existe en el idioma castellano, Némesis es el nombre de una diosa griega, concretamente de la venganza, que por favor se utilize de una vez correctamente el idioma y se dejen de florituras absurdas, ayer más de un crítico utilizó la palabreja de marras para referirse a Lord Voldemort.

   Y pasemos al final de la saga. Paso a despellejarla a conciencia, no tengo otro remedio, pero si he de resumir, es copiona, confusa, mal dirigida, con un mal casting y un pésimo maquillaje final.

   No soy el primero que acusa a J. K. Rowling de copiar muy hábilmente a otros autores de literatura fantástica, especialmente a Tolkien, pero hay más casos. Como al que conozco más es al autor de El señor de los anillos, pondré los ejemplos más sangrantes del último capítulo, aunque en toda la saga de Potter abundan y mucho, dejo para otros las comparaciones con otros autores desconocidos para mí. Porque el tema de los horrocruxes es un calco de los anillos, la huida de Potter y sus amigos en busca de ellos otra copia del viaje de Frodo y Sam hacia el Monte del destino, la batalla en Hogwarts se parece sospechosamente a la batalla de los Campos de Pelennor (trolls incluidos) y el dragón que custodia la cámara del tesoro remite directamente a El hobbit. Y por supuesto, la última referencia del personaje de Lord Voldemort es Sauron (al que por cierto, en el filme de Peter Jackson nunca se veía, deberían haber tomado buena nota los responsables de Potter).

   En cuanto a la confusión de la que hablo, es muy, muy mal síntoma para un filme que  un espectador como yo ajeno a los libros me tenga que remitir en unos cuantos aspectos a la Wikipedia, porque no haya entendido muchas cosas. No sé qué rayos hace aquella especie de Lord Voldemort en posición fetal en el limbo (luego me entero que es una visión del futuro que tiene Potter; Lord Voldemort ha hecho tanto mal que no tiene derecho a ser un fantasma), no se me ha presentado en las debidas condiciones al enano que conduce a los protagonistas a la cámara del tesoro, juraría que el primer filme pasa de tapadillo por la muerte del personaje de Timothy Spall (aunque aquí puede que me falle la memoria), no se entiende bien la importancia de la varita de Voldemort ni las sucesivas apariciones de la espada mágica, especialmente la última después de quedársela el enano, no se entiende del todo el flashbck del personaje de Alan Rickman (merecía otra explicación que sí hace bien la Wikipedia), hay varios personajes clave que uno se acaba perdiendo si sobreviven o no... Lo dicho, completamente confusa para alguien ajeno al universo Potter.

   Mal dirigida, porque el director permite los desmanes interpretativos de Ralph Fiennes y de Helena Bonham-Carter, así como una gran inexpresividad en Daniel Radcliffe, que estaba mucho mejor en los primeros filmes (especialmente, en el mejor, El prisionero de Azkabán, ¿casualidad que es el único en que no aparece Voldemort?), y además la escena del limbo es errónea, una cursilada absurda en medio de la tragedia (ese color blanco que parece Ghost...).

   Error de cásting o de planteamiento de personajes en los malvados. Resultan mucho más atractivos e inquietantes los interpretados por Jason Isaacs, Timothy Spall o Imelda Staunton que ese fantoche calvo que responde al nombre de Lord Voldemort o la histérica-qué loca estoy de Helena Bonham-Carter. El problema es que los dos últimos llevan el peso de la historia y hacen mucho daño a la película.

   Y lo del maquillaje viene a cuento por la escena final en la estación. Resulta sorprendente que una saga que ha dejado irreconocibles a conocidos actores como Ralph Fiennes o Ciaran Hinds (presente en la última película, es el hermano de Dumbledore), haga una chapuza sin cuento en una escena que sucede 19 años después; por mucho magos que sean, no es creible que Harry Potter y alguno de sus amigos no tengan una sola cana o arruga y tengan el mismo aspecto juvenil.

   Por todo ello, y más cosas que he ido describiendo en este blog a lo largo de los años, no puedo ni quiero darle el aprobado a una saga de gran éxito, pero de nulo valor artístico. Que la disfruten sus fans (en la sala donde la ví abundaban los aplausos en muchas escenas), pero a mí me ha aburrido como una ostra estos diez años, salvo la ya mencionada tercera entrega, aunque la habido un efecto todavía peor: que todos los productores insisten en buscar réplicas al mago, y de ahí han salido horrores todavía peores como Crepúsculo, Eragon, Percy Jackson o Soy el número cuatro, que salvo el éxito inmerecido de la primera nos han ofrecido burdos , fallidos en sus pretensiones de éxito y lamentables filmes.

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