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carlosmartinez

editorial/los amos de Brooklyn

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Tras mis últimas ajetreadas semanas, vuelvo a la rutina de siempre, espero que sin más fallos. Advierto por adelantado que dentro de unas semanas me tomaré una merecida semana de descanso, incluido este blog, ya os avisaré.

   Gracias por el comentario a mi amigo Josep María, aunque yo no acostumbro a dar paz a  lo que no me gusta, je, je. Por cierto, te comenté por e-mail hace unos meses que había perdido tu número de teléfono y que no podía ponerme en contacto contigo. No he recibido respuesta tuya, así que no sé si es que no lo recibiste, a ver si me llamas algún día y quedamos para tomar algo. Un saludo.

   En otro orden de cuentas, estamos en precampaña electoral, y como siempre, ya están por ahí las lenguas viperinas de algunos políticos intentando cazar votos. El que ha abierto la veda, y de qué manera, es el presidente de la Generalitat Artur Más. Su indescriptible declaración sobre el castellano y de lo mal que dice que lo pronuncian en Andalucía y Galicia es impresentable se tenga la ideología que se tenga (la lengua se la podría haber recortado también como está haciendo con la sanidad). Se ha ganado con todo merecimiento el título de hijo de puta de la semana.

   Pasando a los estrenos de estos días nos llega con bastante retraso (uno o dos años según las fuentes, otro filme que estaba en cuarentena) el filme policíaco de Antoine Fuqua Los amos de Brooklyn. Notable filme al que le encuentro sin embargo dos inconvenientes. Uno, abusa del tópico, sus tres personajes principales son estereotipos de policías mil veces vistos en el cine y la televisión americanos (el policía putero a punto de jubilarse, el policía corrupto y el policía infiltrado en una organización criminal), lo que hace que su desarrollo (demasiado largo, por otra parte) se vuelva demasiado previsible, quien conozca un poco el cine americano ya se huele cómo va a acabar el filme. Por otro, la estructura de vidas cruzadas del filme hace mucho ya que me cansa, creo que no ayuda, que hay demasiadas historias, que hay personajes que desaparecen demasiados minutos y que el filme está demasiado alargado. El filme se ve con interés y no aburre, pero no es ni mucho menos una obra maestra, es la perfecta muestra de que por qué el muy irregular Fuqua se ha quedado muy por debajo de lo que prometió en su estupenda Día de entrenamiento (mejor no recordar la lamentable Lágrimas del sol o la discreta Rey Arturo). El filme no ha funcionado en ningún sitio y de ahí su tardío estreno.

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