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carlosmartinez

editorial/tengo ganas de tí

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. Ayer por la noche llegó la noticia de la muerte de un gran actor español, Juan Luis Galiardo. Tengo que reconocer que le tengo simpatía por compartir con él los problemas de depresión que acarreó durante muchos años, que según confesión propia le llevaron incluso a intentar suicidarse (bueno, esto afortunadamente no me ha pasado a mí). Galiardo era como actor como los buenos vinos, mejoró con los años, pasando de ser un galán normalito en los primeros años a un formidable actor de carácter y un gran cómico. Su última interpretación para cine es bastante reciente, La chispa de la vida, del resto de su carrera hay muchas buenas  películas donde elegir. Descanse en paz.

   La cartelera sigue bajo mínimos (que me explique alguien cómo un filme que ha ganado el Festival de Sitges como es Red state solo se estrena en tres salas en Barcelona, y en algunas grandes ciudades como Sevilla ni eso, porque yo no lo entiendo; hablaré de ella la semana que viene), aunque de cara a la taquilla se ha visto animada por el estreno de Tengo ganas de tí, secuela del gran éxito del cine español 3 metros sobre el cielo.

   Quien sigue habitualmente este blog sabe que el primer filme no me gustó un pelo (le premié como peor estreno del 2010) y que odio los pastelones rosáceos que perpetra el escritor italiano Federico Moccia. Con todo,  y sin tirar precisamente las campanas al vuelo (le doy un aprobado justito, y siendo generoso), Tengo ganas de tí por lo menos es algo más respetable. Ha suavizado mucho más el pastelazo que era la primera parte (aunque sigue pareciendo un spot de la conocida marca de refrescos que lo patrocina, de vez en cuando saca el producto sin ningún rubor y sin venir a cuento), aprovecha mucho mejor la ciudad de Barcelona (sigue siendo una ciudad de cuento de hadas poco acorde con la realidad, pero no tiende tanto al tópico) y le favorece un personaje mucho más interesante como es el de una estupenda Clara Lago. Pero le sobran muchos minutos (si en algún lado habéis leido que dura 100 minutos, es un error: dura más de dos horas que se hacen eternas), muchas tramas que no llevan a ningún lado (¿hacen falta las historias de Nerea Camacho o Carme Elías?; yo creo que no) o que están demasiado alargadas (casi todo lo referente al reality, salvo la parte final). Y Mario Casas sigue teniendo el problema de siempre, muy buena planta y presencia, pero poca convicción como actor y deficiente dicción, no está tan mal como en la primera entrega, pero le falta todavía mucho para ser buen actor. El filme se queda en correctito, pero poco más, gustará a sus fans y no enervará tanto a sus detractores, pero desde luego no es el tipo de película que me gusta.

  

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