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carlosmartinez

quiero ser italiano

   A primera vista el filme francés Quiero ser italiano (prefiero el título original, El italiano, da menos pistas sobre el argumento en los primeros minutos) parece un típico vodevil amable francés con poca sustancia. Lo es en parte, pero tiene más cosas, tiene una parte de reflexión amarga sobre el papel que le reserva la sociedad francesa a la inmigración y al trato al otro, al que no es como nosotros. No es una maravilla ni mucho menos, le sobran unos cuantos minutos y los gags acaban siendo un tanto repetitivos y predecibles, pero tiene una excelente interpretación de su protagonista Karel Medad y el resto de su poco conocido reparto y es un más que digno ejemplo de que comercialidad y reflexión no son incompatibles.

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