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carlosmartinez

Editorial

   Bienvenidos a mi blog de críticas de cine. La semana ha venido marcada por el adiós a dos célebres políticos, uno fallecido, la otra dimitida.

   De Santiago Carrillo y su importancia en la Transición poco puedo decir, es sin duda uno de los personajes clave en la Historia del siglo XX español, aunque le persiga para siempre lo ocurrido en Paracuellos (no se puede decir que estuviese implicado en la matanza porque no se puede acusar a alguien sin pruebas, y dado el caos de aquellos días yo diría que es casi seguro de que se enteró después, pero sí que tenía responsabilidad en el sentido de que formaba parte importante en una Junta madrileña que debería haber hecho más por evitar la carnicería; en los cargos políticos son también graves las omisiones) y sea muy turbia la manera como expulsó en los 60 a gente clave del comunismo como Jorge Semprún. Descanse en paz, se va desde luego un buen pedazo de historia de España.

   Con sus defectos, Carrillo me caía bien, no puedo decir lo mismo de Esperanza Aguirre. En el "mejor" de su defectos, no puedo entender cómo alguien puede poner como ministra de Cultura a alguien que cuando le preguntan por Saramago contesta que no conoce a esa pintora, y cuando le preguntan por Santiago Segura afirma no conocerlo, son dos cagadas enormes. Eso es un simple desliz comparado con lo que hizo después. La considero responsable directa de la cultura del ladrillazo (el último, el bochornoso caso Eurovegas, dejando entrar sin miramientos a alguien acusado en varios países de blanqueo de dinero, y que dice que solo va a poner una cuarta parte de la inversión, miedo me da pensar de dónde van a sacar el resto, si es que pueden), como mínimo cómplice en varios casos de corrupción política en su partido y en su comunidad autónoma y responsable directa de la debacle financiera de Bankia por poner a dedo en la junta del banco a quien ella quiso. Para mí supone junto con Aznar y Álvarez-Cascos lo peor y más reaccionario de la derecha de este país, su dimisión debería haberse producido mucho antes.

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