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carlosmartinez

Los miserables

Antes de hacer la crítica del filme musical Los miserables, me gustaría aclarar un par de cosas. Lo primero, tras oir a algunos espectadores que comentaban algo despectivamente que el filme parecía una ópera: dado su origen europeo, el filme tiene mucho más de operístico que de musical al estilo Broadway; además, el noble género musical que es la ópera merece mucho más respeto que el decir con desprecio que la película parece una ópera como si fuese un género menor. Lo segundo, aclarar a más de uno que ha dicho que es un musical británico, que no es cierto: si bien la versión más conocida y la que se suele representar en todo el mundo es la que produce Cameron Mackintosh en 1985, el libreto musical procede de 1980 en Francia, primero como disco conceptual al estilo Tommy o Quadrophenia y después como un musical estrenado en el país galo que todavía no tuvo el éxito de la versión inglesa.

Pasando a comentar el filme de Tom Hooper (del que sigo pensando que su filme anterior The damned United es muy superior a su dos siguientes trabajos, El discurso del rey y el filme que nos ocupa), el filme me parece tan sumamente irregular, con muy buenos momentos y enormes meteduras de pata, que tengo que dividir la crítica en dos partes, una con lo bueno y otra con lo malo.

Entre lo bueno, la arriesgada propuesta de Hooper de no querer hacer un musical al uso en la mayoría de números musicales, primando el primer plano y el plano secuencia en muchos de los números y optando por hacer cantar a los actores en directo (la mayoría de los musicales, incluso los mejores, suelen poner las canciones en posproducción). Pierde espectacularidad y la voz de los actores resulta mucho más imperfecta (en algunos momentos pierden fuelle, parece un susurro), pero gana en realismo y en efecto dramático. Con ello logra grandes interpretaciones de Hugh Jackman y una Anne Hathaway sensacional en I dreamed a dream, el mejor número musical de la película, y con un Russell Crowe muy convincente aunque algún peldaño por debajo de sus compañeros de reparto.

Lo malo es que Hooper toma otras decisiones más discutibles que desmejoran el filme. Lo peor, que parece haberle tomado el gusto al horroroso objetivo  de cámara de ojo de pez después de El discurso del rey y lo emplea por doquier, los actores con ese objetivo en algunos momentos parecen como hinchados y sacados de un espectáculo de gran guignol. Tampoco ayuda que no sepa rodar los números musicales espectaculares, Master of the house es un fiasco histérico y con una cámara que no se queda quieta, como si fuera un videoclip, cuando el número bufo era uno de los mejores del musical teatral, y las barricadas parecen sacadas de los saldos de alguna película de quinta fila, porque no tienen la espectacularidad que si tenían en teatro (he visto hogueras callejeras de San Juan mejor hechas). Tampoco están bien algunos actores secundarios, Sacha Baron Cohen y Helena Bonham-Carter sobreactúan a diestro y siniestro y el personaje de Amanda Seyfried está demasiado difuminado siendo clave en la historia. Por sus irregularidades, tengo que considerar en su conjunto al filme una película fallida y decepcionante y una floja adaptación de un gran musical, aunque sus aciertos anteriormente expuestos le dejan lejos del descalabro total.

Dejo para el final lo peor de todo en su versión española. Los subtítulos son una auténtica chapuza, el responsable se ha preocupado más de tomar como base el libreto teatral español (que siempre es diferente al inglés, puesto que tiene que conseguir que las canciones suenen bien) que de traducir lo que realmente cantan los intérpretes. Quien sepa un poco de inglés percibirá en seguirá que One day more no es exactamente Sale el sol, el caso más notorio de canción mál traducida en los subtítulos, pero desgraciadamente no la única. Lamentable.

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