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carlosmartinez

Oz, un mundo de fantasía

Empecemos por lo de siempre, aunque no es tan grave como otras veces. Como veis en el cartel, el título original de la versión-homenaje de Sam Raimi de la saga de novelas infantiles de Lyman Frank Baum (más homenaje que versión, puesto que no se basa en ninguna de las catorce que escribió) es Oz: el grande y poderoso. Siendo una de las frases preferidas del personaje del mago, tiene mucho sentido, no merece el torpe subtítulo español de Un mundo de fantasía, o se deja el original o se deja en Oz, no merecemos que nos tomen por idiotas.

La primera tentación es comparar Oz con la Alicia de Tim Burton, aunque creo que, teniendo muchas cosas en común, son bastante diferentes, y el filme que ha hecho Raimi es bastante mejor que el de Burton, aunque al filme le falte el punto de locura que tenía el director en su primera etapa; uno hubiese preferido el ritmo cartoonesco de la saga Posesión infernal (a ver qué han hecho con el remake que se estrena el mes que viene, miedo me dan) y en menor medida Arrástrame al infierno que el aplicado y comercial trabajo de la saga Spiderman. Raimi hace un cariñoso homenaje a la obra maestra de Victor Fleming (para mí mejor que su Lo que el viento se llevó, del mismo año), aunque haciendo una precuela no aporta demasiadas informaciones a lo que ya sabíamos del filme original. Hace un muy buen uso de los efectos especiales y consigue una buena interpretación de James Franco y de tres deliciosas brujitas como Rachel Weisz, Michelle Williams y Mila Kuris (no sé si decir si irreconocible en la foto de arriba como bruja del este, porque tengo mis sospechas de que no es ella, sino una imagen muy bien hecha por ordenador). Pero al filme le falta el tono loco que le daba Raimi a sus primeros trabajos, y algo más de tono adulto (aunque algún crítico la haya calificado de oscura, yo no le veo la oscuridad por ningún lado, es un filme infantil Disney del estilo de toda la vida, más blaco que muchos de sus filmes de animación, que a veces bordean el cine de terror), es un trabajo más que competente y entretenido (en el actual cine comercial estadounidense no es poco), pero le falta algo de chispa, eso  sí, es muy superior a los tres anteriores intentos de homenajear al filme de 1939, el fiasco comercial y artístico de los 80 de la propia Disney (desaparecido del mapa, no sé ni si está editado en DVD en España), aquel horror pseudofilosófico que perpetró John Boorman y protagonizó Sean Connery (es la peor película de ambos) llamado Zardoz (el título es un homenaje, claro, mago es wizard en inglés), y la versión fallida musical de Sidney Lumet titulada El mago con Michael Jackson y Diana Ross. Probablemente uno preferiría que en vez de este filme se hubiese hecho Wicked, el musical que homenajea a Oz y que es uno de los grandes éxitos de la cartelera de Broadway. Seguramente tendrá secuela si funciona en taquilla como se prevée, aunque dado su alto coste está por ver, no tengo todavía los datos de USA y al menos en los cines de Barcelona donde he estado este fin de semana no había mucha animación con la película.

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