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carlosmartinez

Phenomena: Érase una vez en Ámerica

 

La segunda película del ciclo que Phenomena dedica a Robert de Niro es la última película de un grande del cine europeo injustamente maltratado durante mucho tiempo. Este filme recibió en principio una acogida fría y fue destrozado por los estudios y las distribuidoras. Hoy está considerado una obra maestra y el testamento de su director:

Érase una vez en América:

 

 

 

Mayo de 1984. Tras trece años sin dirigir, Sergio Leone presenta en Cannes Érase en América, filme al que ha dedicado buena parte de ese tiempo en preparar, y que constituye la segunda parte de su prevista trilogía sobre la historia americana (el primero es Hasta que llegó su hora; erróneamente algunos consideran el segundo Agáchate, maldito, filme que en principio no iba a dirigir). Por mucho que algunos digan que hubo quince minutos de aplausos, el recibimiento crítico es más bien tibio, algunos siguen considerando a Leone un director menor y otros echan en cara su larga duración de 229 minutos (mucho menor del guión previsto por Leone, de unas 310 páginas, más de cinco horas) y la comparan con El padrino en favor del filme de Coppola.

Y lo peor está por llegar. El estudio americano que la coproduce se asusta ante la duración de casi cuatro horas escaldado por el reciente caso de La puerta del cielo, y contrata al montador de Loca academia de policía para que la "arregle". El resultado: un desastre de 139 minutos que altera la narración no lineal de Leone para hacerla en orden cronológico. Lógicamente, el filme no tiene buenas críticas y además pincha en taquilla en casi todo el mundo, a lo que ayuda que en algunos países como España se distribuya en dos partes. Leone queda muy tocado, y muere repentinamente cinco años después, mientras preparaba un  filme sobre la Segunda Guerra Mundial en Rusia, algunos dicen que sobre Stalingrado y otros sobre Leningrado, nunca lo he acabado de aclarar.

Ha pasado el tiempo, y las nuevas generaciones de críticos han puesto a Sergio Leone en el lugar que merece, un director que da un giro revolucionario al western, un gran director de actores, y probablemente uno de los directores que mejores primeros planos ha hecho en la historia del cine. Y su obra magna Érase en América ya no se rebate, es una obra a la altura de El padrino I y II (hay quien piensa que incluso por encima; yo creo que las tres son grandísimas y no puedo poner una por encima de otras) y una de las mejores películas sobre la mafia de todos los tiempos.

Leone narra con maestría una hermosa historia de amor, traición, pérdida de la inocencia  y el nacimiento de una nación, y lo hace casi en un estilo onírico, como si fuesen los recuerdos de ese gangster metido en un fumadero de opio (algunos consideran que el final implica que la parte de la historia que transcurre en los años 60 es un sueño del protagonista; a mí no me lo parece, es desmerecer un final en los 60vmuy hermoso, pero que cada uno piense lo que quiera). Y logra un impresionante retrato de la América de la ley seca y del gangsterismo, apoyado en un Robert de Niro colosal, un James Woods que no le va a la zaga, una Elizabeth Macgovern bellísima y un gran reparto de secundarios como Tuesday Weld, William Forsythe, Treat Williams, Danny Aiello, Joe Pesci, Burt Young, James Russo y una niña llamada Jennifer Connelly que debutaba en el cine con esta película e inolvidable al ritmo de Amapola (según algunas fuentes, también aparece Louise Fletcher en la versión restaurada que no hemos visto en España).

Por supuesto, no hay que olvidarse del compañero de colegio de Sergio Leone. Pocas veces Ennio Morricone defrauda y siempre que le llamó Leone nos brindó obras mayúsculas, pero aquí es todavía más prodigioso y hace una de sus bandas sonoras más bellas y celestiales, digna de una obra maestra como esta. Sergio Leone dejó como colofón a su filmografía una película hermosísima y uno de los filmes más brillantes de los 80.

1 comentario

Mariela Londono -

Excelente pelicula , la e visto varies veces.....