El becario

 

Nancy Meyers nunca ha sido ni de lejos una excelente guionista, y como directora menos, solo nos ha dejado varias comedias agradables para pasar el rato, que destacaban ligeramente por encima de la media dado el infame nivel de la comedia estadounidense actual en general. No esperaba mucho de El becario, su último filme.

Pues lo que me he encontrado ha sido peor todavía. Si se dice que lo básico en una buena película es un buen guión, esto es todo lo contrario, un guión chorra que no admitiría ni el Disney Channel en una de sus peores teleseries familiares de media hora, estirado hasta unas interminables dos horas (le sobra todo lo que viene después de los títulos de crédito iniciales), que da la sensación de ser un corta y pega de miles de películas. Aderezado por un exceso de azúcar que la OMS debería prohibir por riesgo de diabetes y unos actores no en horas bajas, lo siguiente, con un Robert de Niro III desganadísimo a la cabeza (el primero es su padre, el pintor, el segundo el enorme actor del siglo XX, el del siglo XXI me parece un clon o un gemelo maligno) , una Anne Hathaway insufrible (su club de odiadores debe crecer después de este dislate) y una René Russo que todavía no sé qué hace por aquí. Filme flojo, flojo, una prueba más de lo bajo que ha caido la comedia actual.