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carlosmartinez

tamara drewe

  Mucho se comentó en el pasado Festival de Cannes la excesiva presencia de dramones en la sección a concurso, cosa habitual en los festivales y en otros premios desgraciadamente. Parece que lo que no sea serio no vale, no tiene interés, que si haces un filme de género estás vendido a la taquilla o a Hollywood. Nada más lejos de la realidad: que se lo pregunten a gente como Hitchcock, Howard Hawks o Raoul Walsh, gente despreciada en Óscars y en festivales grandes (me gustaría saber qué cegatos formaban parte del jurado del Festival de San Sebastián donde se despreció a "Vértigo" para dar el primer premio a una obra casi olvidada de Dino Risi, que por lo que he oído no estaba muy inspirado en aquella ocasión) y que son unos genios de la historia del cine.

   Todo esto viene a que en el Festival pasado de Cannes se criticó duramente por cierto sector de la crítica que una obra  menor, pero francamente divertida como es "Tamara Drewe" se quedase fuera de la sección a concurso cuando este se llenó de tostones lamentables que probablemente no lleguen nunca a las pantallas.

   En el filme que nos ocupa, Stephen Frears adapta una aquí creo que desconocida tira cómica publicada en el Reino Unido, y lo hace con la buena mano que casi siempre le ha caracterizado (apenas tiene desastres en su filmografía, quizás "Mary Reilly"). Hace un filme muy divertido, tremendamente entretenido y muy british, con esa campiña inglesa tan querida por Agatha Christie (no se mueve por ese terreno, no es una comedia criminal) con personajes "adorables" con muchas cosas que esconder. No es un filme redondo, pues funciona mejor al final que en la primera mitad, pero es mucho más aconsejable que muchos de los tostones que nos llegan, algunos presuntamente "entretenidos".

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