Poltergeist

 

Como más de uno sabe, no soy partidario de cargarme un remake porque sí, ni me gusta hablar del tópico de la fotocopia (el remake no es un plagio, o no debería serlo, es más biencomo si una compañía de teatro decide hacer una nueva versión de un clásico o de una obra que anteriormente ha hecho otra compañía; tendrá similitudes con otras representaciones que serán más o menos acentuadas, pero jamás es igual, porque entre otras cosas cambiando los actores y la fotografía el resultado jamás es idéntico, Psicosis en blanco y negro con Anthony Perkins no es idéntica a Psicosis en color con Vince Vaughn aunque lo pueda parecer a simple vista). Así que analizaré el remake de Poltergeist en sí mismo, aunque evidentemente haré alusiones al clásico de Tobe Hooper.

Y el remake es bastante más flojo que el filme de 1982, a pesar de algún momento salvable, como la coña de convertir al personaje de Zelda Rubinstein en un sosias de Alberto Chicote Carece de la fuerza del original y tiene muchísimo menos humor negro que la anterior, se pierde en la tecnología actual (la televisión original es mucho más inquietante que la de plasma del remake, y lo de los smartphones y tabletas infectados me parece una chorrada) y le pierden dar demasiadas explicaciones sobre el cementerio, no indio como algunos han dicho (eso es una aportación de las discutibles secuelas), cuando en el original se explicaba con una breve escena y un diálogo muy corto final, y le falta la piscina. Tiene algún momento salvable, la escenita del taladro es sumamente inquietante, pero tampoco le ayuda la principal pérdida respecto al original: La memorable nana de Jerry Goldsmith ha sido sustituida por una muy convencional y muy mediocre partitura de cine de terror de Marc Sternfeld. Veremos el resultado en taquilla, pero no le auguro muy buenas perspectivas.